Los estudiantes de la escuela intermedia y prevocacional Eugenio María de Hostos de Trujillo Alto estudian sin luz electrica, en salones que se han llenado de mosquitos, sin servicio de agua en la mitad del plantel y con la pestilencia que llega a veces por el descargue de aguas usadas en una quebrada cercana.
Son cerca de 220 alumnos, de entre de 12 y 16 años, provenientes de los residenciales Los Cedros, Los Claveles y Nuestra Señora de Covadonga, así como de las barriadas de Saint Just, que en un ambiente escolar inadecuado corren un mayor riesgo de convertirse en desertores escolares. Para los maestros y el resto del personal administrativo las condiciones de trabajo también son críticas.
Como no hay luz, la dirección estableció un horario especial de 7:30 a.m. a 12:30 m.d., lo que reduce significativamente los períodos de clases y el tiempo lectivo. Ya no se les sirve desayuno a los estudiantes y para el almuerzo, las empleadas del comedor escolar tienen que cocinar en otra escuela y transportar los alimentos en sus propios autos y neveras que ellas mismas han provisto.
Los maestros prevén que la situación continuará hasta el próximo año, pues el personal de la Autoridad de Energía Eléctrica les ha informado que para restablecer el servicio es necesario hacer trabajos de soterrados, que su personal no realiza, por lo cual requerirán contratar una compañía privada.
‘Eso se va a demorar’, pronosticó la trabajadora social del plantel, Lydimar Garriga. »Ellos quedaron en conseguir una planta eléctrica para que la escuela pudiera funcionar, pero eso no ha llegado’, añadió quien es miembro activo de la Federación de Maestros de Puerto Rico.
El Municipio, por su parte, alega que no cuenta con los fondos para construir un muro que los empleados de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados necesitan para arreglar las tuberías rotas.
Mientras, la Junta de Calidad Ambiental y la Agencia de Protección Ambiental no han respondido a querellas presentadas sobre el descargue de aguas usadas en la quebrada.
‘Muchos estudiantes se están ausentando. Suponemos que es por las condiciones en que está la escuela porque donde están los baños de los chicos es la mitad que no tiene agua, así que ellos se ven bien limitados. No tienen fuentes, los baños que funcionan se ensucian con mucha facilidad. Están en unas condiciones que son bien incómodas para ellos y prefieren irse o no llegar’, abundó Garriga.
La trabajadora social enfatizó que las condiciones crean un ambiente que ‘no es ni para aprender ni para trabajar efectivamente. Los maestros y el personal escolar nos vemos afectados en nuestra salud, hay estresores adicionales en términos de la seguridad de los estudiantes, la falta de agua y luz hace que sea insalubre el espacio…’
‘Los estudiantes se desmotivan. Están en una edad complicada y si no tienen en la escuela atractivos para ellos asistir, aprender y competir los estamos convirtiendo en posibles desertores escolares’, puntualizó para urgir la atención de todas estas situaciones.
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