Hoy sabemos que cuando el viernes el gobernador de Puerto Rico realizó una conferencia de prensa de última hora para volver a fustigar a los que lanzan ‘rumores’ sobre la salud fiscal del país sabía dos cosas que no dijo: que el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) le había presentado a Hacienda un informe que revelaba su extremadamente delicada situación económica y que, como resultado de esa divulgación escondida al país, el secretario de Hacienda renunció a su posición en la Junta de Directores de dicha entidad.

Si el Gobernador dedicara más tiempo a informar de manera veraz a país, a lo mejor invertiría menos tiempo a combatir ‘rumores’, los cuales, de paso, han probado ser ciertos en la mayoría de las ocasiones.

La oportunidad perdida del Gobernador de ofrecer alguna verdad al país, para variar, ha llenado el fin de semana de ‘rumores’ sobre el futuro del BGF, precisamente lo menos que necesita el principal ente financiero de Puerto Rico a sólo semanas de que ocurra el impago del gobierno de Puerto Rico a sus bonistas, lo que se suma al gran impago a sus suplidores mediante aguantarle los cheques, y al aún mayor impago a sus pensionados mediante no pasarles sus transferencias.

‘El Senado de Puerto Rico está listo para actuar junto al Ejecutivo y evitar que la crisis interna del BGF se convierta en otra tragedia para el país’, añadió en referencia a lo que seguro ya está apalabrado en las altas esferas del gobierno y la Legislatura.

El Secretario de Hacienda juega un rol importante en la ley del BGF porque es el que informa al Gobernador de la insolvencia de la institución para que el Primer Mandatario, a su vez, lo autorice a recurrir al tribunal para pedir el nombramiento de un síndico. Ocurrió ya esa comunicación de insolvencia a Hacienda y ocurrió ya la comunicación oficial al Gobernador?

Ante el silencio oficial, lo que se sabe por distintas fuentes es que hay un plan, ya en parte en ejecución, para convertir al BGF en un carapacho.

Según Caribbean Business, el gobierno dividiría el BGF en dos entidades: un banco ‘bueno’ que se quede con depósitos y activos, y un banco ‘malo’ que se quede con la deuda.

Además, el gobierno abriría cuentas en bancos privados, como el Banco Popular, para transferir allí los depósitos de las cuentas de las agencias y municipios en el BGF, así como el manejo de inversiones y tesorería.

La movida le dejaría ganancias por manejo de cuentas a la banca privada por al menos $25 millones anuales, según una fuente.

El BGF se quedaría con la cartera de préstamos a municipios que se pagan principalmente con el IVU municipal.

Las movidas para evitar pagar la deuda tienen entre sus víctimas a fondos de inversión pero, más preocupante, a las cooperativas que se dejaron llevar por presiones en la Aministración Fortuño para hacer inversiones millonarias en el BGF que ahora están en veremos y que podrían provocar en sí mismas otro colapso, esta vez del sector cooperativista.