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Preocupados los japoneses en PR

Entre Puerto Rico y Japón existen unas 7,764 millas de distancia, pero el impacto de la tragedia ocasionada por el terremoto y el tsunami de la semana pasada en Japón mantiene angustiados a los naturales de ese país que residen aquí.

Jinya Igarashi reside en Puerto Rico desde 1984, pero nació y se crió a las afueras de la ciudad de Fukushima, a menos de 100 kilómetros de la Prefectura de Miyagi, la zona más afectada por el terremoto y el tsunami del pasado viernes.

'Mi familia vive en la falda de una montaña y no tengo comunicación con ellos, ni siquiera por internet', expresó Igarashi en un entrecortado inglés.

'Yo soy el único de mi familia que vive fuera de Japón', añadió Igarachi, quien tiene dos hermanos y un primo viviendo en Fukushima.

Igarashi llegó a Puerto Rico luego de emigrar de Japón a Estados Unidos en la década de 1980. En ese entonces fue a trabajar a la ciudad de San Francisco, en California, en donde unas amistades le plantearon la posibilidad de venir a Puerto Rico a trabajar como chef de sushi en un restaurante japonés en el Viejo San Juan, Desde hace ocho años Igarashi tiene su propio restaurante, JINYA'S, en la Avenida Piñero.

Al igual que decenas de miles de japoneses dentro y fuera de Japón, Igarashi está angustiado por la suerte que haya podido correr su familia durante el terremoto, pero también le preocupa lo que pueda depararles el futuro inmediato.

En Fukushima, la Central Daiichi, una planta generadora de electricidad a través de energía nuclear, sufrió daños en sus reactores 1 y 2, los cuales perdieron sus sistemas de enfriamiento y están sobrecalentándose. A esta situación se añade que el lunes pasado ocurrió una explosión en el rector 3, aumentando así el riesgo de un desastre nuclear como secuela del terremoto y el tsunami, entre otros accidentes.

Para Keiko Akimoto, cuya familia vive en Tokio, a unos 386 kilómetros al sur de Miyagi, la situación en su país le angustia.

'El día del terremoto yo trate de llamar [a mi familia] pero no había comunicación. No fue si no hasta el sábado por la tarde que pude hablar con mi hermano', dijo Akimoto, quien está casada con un puertorriqueño y reside en la isla desde 1987.

Según le relató su hermano, los efectos del terremoto se dejaron sentir en Tokio y aun en ciudades más distantes de Miyagi.

'En Tokio se paró todo el transporte [público] y las personas tuvieron que quedarse a dormir en sus trabajos o en refugios. El sábado por la madrugada fue que empezaron a operar los trenes', señaló Akimoto.

La devastación provocada por el terremoto y el tsunami ocurre en una época del año en que las temperaturas aún están muy frías.

'Esa región es muy al norte y todavía está muy frío. Todas esas personas que no tienen casa también están sufriendo por el frío porque tampoco hay electricidad. Si no tienen estufas con leña, deben estar pasando mucho frío', se lamentó.

Los informes del tiempo para el norte de Japón señalan que las temperaturas para el martes y el miércoles están entre los 30 y 35 grados Fahrenheit.

El terremoto y la posterior explosión de la planta de energía nuclear en Japón preocupa a los ciudadanos como Jinya Igarashi, quien expresa su dolor por lo ocurrido en su natal Japón.
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