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Instituto Filius adelanta en genética y autismo

La Universidad de Puerto Rico (UPR) cuenta desde hace diez años con un gran tesoro escondido, ya que la mayor parte de la población no lo conoce: el Instituto Filius de Investigaciones sobre Impedimentos y Rehabilitación.

Creado en el año 2000, es el único brazo interdisciplinario y multicampus del sistema (pues une esfuerzos de estudiosos de diversas disciplinas en todos los recintos de la UPR) y su campo de acción se enfoca en un conjunto de problemas que afectan la mayor parte de la población del país: los impedimentos físicos y mentales.

El Dr. Nicolás Linares Orama es el líder de Filius, su director y principal promotor. Nos explica que en los últimos 30 años el desarrollo de nuevas tecnologías ha impulsado el estudio de los impedimentos humanos, en dos áreas principales: el estudio del cerebro y la genética.

Se ha descubierto que los impedimentos ocurren porque algo en el ambiente afecta el cuerpo y el sistema nervioso de las personas. Los seres humanos lo somos porque tenemos un cerebro, explica Linares. Hablamos, caminamos, nos relacionamos porque este órgano funciona adecuadamente. Muchos impedimentos están relacionados directamente con problemas en la función cerebral.

Por ejemplo, los niños con autismo tienen preferencia por los roles visuales sobre los auditivos. Esto se debe a un mejor desarrollo de la zona cerebral que gobierna el sentido de la vista y deficiencias en la zona relacionada con la audición y las destrezas de lenguaje.

A partir de los descubrimientos alcanzados mediante el estudio de las funciones cerebrales y cómo se afectan por diversos factores, 'lo próximo es el desarrollo de estrategias para conectar esas zonas cerebrales'.

En cuanto a la genética, en especial aquella dedicada al estudio de las modificaciones de los genes por causas que no se encuentran en la secuencia del ADN (epigenética), se ha descubierto que los genes pueden sufrir modificaciones ante la exposición al ambiente. El estrés, las drogas, el alcohol, la alimentación y la contaminación ambiental pueden afectar los genes de una persona y los efectos manifestarse en sus hijos.

Se ha descubierto, por ejemplo, que en Estados Unidos nacen más niños con autismo cerca de las autopistas que en otras zonas. Alrededor de estas vías públicas hay más contaminación por ruido, emisiones contaminantes y estrés.

El Dr. Linares, patólogo del habla y lenguaje, es nuestro mayor experto en el tema de autismo. Creador del Proyecto de Autismo Infantil del Recinto de Ciencias Médicas, a mediados de la década del 1980, ha dedicado su vida al estudio de este trastorno. Hace unas décadas se decía que de cada 10,000 niños, uno tenía autismo; hoy la tasa es de uno en 91. Este dramático aumento se explica, nos dice Linares, porque se han refinado los métodos para el diagnóstico. Antes, las personas con autismo eran diagnosticadas con otros trastornos que tienen síntomas parecidos.

El impedimento más común entre los puertorriqueños es el de problemas específicos de aprendizaje. Este conjunto de problemas afecta directamente las destrezas de lenguaje: lectura, ortografía, escuchar, hablar, razonar y el manejo de las matemáticas. Los tipos más comunes son dislexia, discalculia, disgrafía y el trastorno de procesamiento auditivo o visual.

'Si tienes un problema específico de aprendizaje, eres varón y no recibes atención a tiempo, esos factores, vamos a tener un niño que terminará en una cárcel', describió Linares el panorama encontrado en las investigaciones científicas.

Es prioritario entonces, darle atención personalizada a la salud mental de esos jóvenes, atender el trastorno que les afecta y luego no devolverlo del ambiente donde estaba. Porque cuando regresan al mismo entorno tóxico, se pierde todo el tratamiento.

'Hay que seguir reforzando el Programa de Educación Especial, pues ya se está afectando la seguridad pública', mencionó Linares, quien ha conocido sobre niños de nueve años de edad en la cárcel. 'Cuando veo un niño de esa edad confinado, me pregunto en qué le hemos fallado?'

Otra de las preocupaciones del Dr. Linares es que cuando un joven con impedimentos cumple 21 años, sale de la protección del Departamento de Educación y se queda únicamente al cuidado de los padres. Esto significa, para muchas personas, que toda la inversión que se hizo en sus terapias y servicios relacionados, se pierde por la falta de continuidad.

Para más detalles, vea

Dr. Nicolás Linares Orama, director del Instituto Filius. (El Nuevo Periódico de Caguas)
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