Muere Doña Trina a los 93 años
La luchadora por los derechos de los confinados, docente en Nueva York en la década de 1970 y portavoz de los pobres, Doña Trina Rivera, murió en su casa después de una vida representando a los sin voz.
Doña Trina, eterna defensora de los presos y fundadora del Comité de Amigos y Familiares de Confinados murió el domingo en la mañana en su hogar en Hato Rey, junto a sus tres hijos, de causas naturales, según informó a NotiCel su hija Carmen Amparo Ríos Rivera.
Rivera, veterana trabajadora social y de las luchas por los derechos de los presos, murió a los 93 años y estuvo activa hasta hace apenas dos años cuando un padecimiento de neuropatía le impedía ya salir de su casa.
Carmen Amparo recordó los inicios de la lucha de su madre para 1958 cuando batalló para librar al adolescente Salvador Agrón de la pena de muerte logrando que se le conmutara la sentencia.
Paladina de las causas justas, Doña Trina será recordada por su activismo continuo y fogoso por más de 50 años, pero también fue servidora pública, educadora y escribía poemas. Tenía un doctorado en trabajo social de University of Pennsylvania, la primera trabajadora social del Gobierno en obtener este grado, realizó trabajo en La Perla en los años cuarenta y posteriormente fue la primera trabajadora de asistencia pública de Puerto Rico.
'Cuando yo era chiquita, me llevaba a La Perla a conocer a sus clientes', rememoró.
También fue la primera presidenta de la Comisión de la Mujer -nombrada por el entonces gobernador Roberto Sánchez Vilella- y posteriormente migró a Estados Unidos, donde enseñó en el programa de estudios puertorriqueños del Lehman College de City University of New York. En 1976 regresa a la Isla y dos años más tarde funda la Asociación Pro Derechos del Confinado
'Ella era una persona muy amorosa, muy tolerante, y siempre una luchadora contra la injusticia. Eso nos enseñó: que nunca toleráramos la injusticia que tanto se ve aquí a diario, que la dignidad de la gente era inviolable', afirmó Carmen Amparo sobre la forma que quiere que recuerden a su madre.
'Ella quería mucho a Puerto Rico', agregó al señalar que en sus últimos días su madre le decía que no le pusiera las noticias porque eran muy tristes las cosas que pasaban a diario en el País.
Doña Trina, quien murió en su casa 'rodeada de sus cosas queridas y de sus hijos', será velada en la funeraria Buxeda de Hato Rey mañana y enterrada en el panteón familiar en el cementerio municipal de su pueblo natal de Vega Baja el martes.
Le sobreviven además de Carmen Amparo, sus dos hijos Miguel Calderón Rivera y Benjamín Van Derdys, seis nietos, y siete biznietos, además de su perrita de 14 años Karina del Mar y su gatito 2 años Zorito.
Por su parte,el secretario de Corrección y Rehabilitación, Carlos Molina Rodríguez, indicó que 'hoy nos despedimos de la que es y seguirá siendo la principal defensora de los derechos humanos y de la rehabilitación de la población penal.'
'Reconocimos su gesta la semana pasada, cuando inmortalizamos su nombre sobre el edificio principal del primer Centro Universitario Correccional, inaugurado dentro del complejo de Bayamón. Fue importante haber honrado en vida su trayectoria, sacrificios y luchas, que más que para beneficio de los confinados, tuvieron como objetivo, contribuir a un mejor Puerto Rico', dijo Molina Rodríguez.
'Con este reconocimiento, habremos dejado evidencia de su legado dentro de una institución penal, ese lugar por el que dio tantas luchas', añadió.
Otras figuras que lamentaron el deceso de Doña Trina fueron el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, y el alcalde de Vega Baja, Aníbal Vega Borges.