La Alegría de una Herencia
La violencia y el desempleo están desangrando Puerto Rico mientras el resto del mundo no sabe si el estado es una isla o un archipiélago, un país o una nación. En San Juan lloraban un caracol y una ocarina, los tambores y los panderos, por la muerte de alguien que sí que lo tenía bien claro y que enseñó a muchos puertorriqueños que Borinquen y los borincanos tienen una historia y una idiosincrasia diferenciadoras.
(Fotos: Iñaki Estívaliz/NotiCel)
La bomba y la plena tomaron el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe para el velorio de Don Ricardo Alegría en un belén donde no faltó lo español, lo taíno y lo africano.
El creador de la antropología netamente puertorriqueña, el rescatador de la memoria colectiva boricua y artífice de la fundación de instituciones como el Instituto de Cultura Puertorriqueña murió esta semana a los 90 años dejando un legado sin comparación e incuestionable que ni el más asimilista de los anexionistas se atreve a ningunear.
La fila de personas que esperaban hoy para presentar sus respetos al adaliz del patrimonio cultural puertorriqueño daba la vuelta a varias salas y el patio del Centro de Estudios que sobre la historia, sociología, geografía, política y antropología de Puerto Rico y el Caribe también fundó y dirigió Don Ricardo.
'Hoy los puertorriqueños somos como que un poco menos, pero tenemos que celebrar que somos mucho más de lo que seríamos si Don Ricardo no hubiera dedicado su vida a decirnos que los puertorriqueños valemos, que tenemos una historia y que tenemos que estar orgullosos de ella', dijo a NotiCel Julián, quien no quiso dar su apellido porque 'hoy todos somos Alegría'.
'Don Ricardo sacó a nuestras abuelas del armario', dijo a NotiCel haciendo un juego de palabras con el poema de Fortunato Vizcarrondo ('Y tu abuela donde está?', que reivindica la herencia africana de los boricuas) una señora blanca vestida con un traje blanco pero que aseguró que tenía 'el alma de negra cimarrona' y que para identificarse dijo: 'a mí ponme que soy Cepeda, o de Loíza, lo que quieras, pero puertorriqueña de pura cepa'.
Personalidades y personas anónimas de todos los sectores e ideologías aplauden estos días de duelo el legado de Ricardo Alegría: su labor educativa e institucional publicando libros y reivindicando la conservación patrimonial y el estudio sobre los habitantes del Caribe antes de la llegada de los europeos; sobre la influencia y las pervivencias como la lengua, los edificios o el Viejo San Juan, de los españoles; sobre la herencia africana en la música, la alimentación o tradiciones como las máscaras y la sincretización de la religión y las tradiciones.
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