La violencia que arropa la Isla y que marca muchas de las formas de relacionarnos unos con otros tendría su origen en la conducta de nuestros antecesores que llegaron primero a este clima caribeño, propone el psiquiatra, y ex secretario auxiliar de Salud Mental, Efrén Ramírez.
Según una entrevista en El Nuevo Periódico de Caguas, Ramírez propone que la principal raíz de la violencia cotidiana está en la ‘tara genética’ que portamos los caribeños.
Somos propensos a estos males porque la mayoría de los conquistadores que vinieron a esta región eran de familias disfuncionales, incluidos muchos que fueron sacados de las cárceles para enviarlos al Nuevo Mundo, expone.
A ellos se suman los africanos, de los que se esclavizaron a los más fuertes y se desarrolló en ellos una tendencia a la violencia, por la opresión que sufrieron. El elemento indígena, también fue sometido a procesos de opresión y exterminio.
La unión de estos sectores de las tres razas produjo un contenido genético muy negativo, indicó el psiquiatra e investigador, quien entre los años de 1965 al 1981 ayudó a establecer los primeros programas de tratamiento de adictos a drogas en la ciudad de Nueva York y fue el primer Comisionado de Servicios de Adicción de esa ciudad.
Según Ramírez, el factor genético nos hace susceptibles a padecer de una ‘gama de desórdenes de atención’, que incluyen el déficit de atención, hiperactividad, autismo, síndrome de Asperger y enfermedades como el mal de Alzheimer.
Estos desórdenes de atención, a su vez, son indicadores de alto riesgo para las disfunciones mentales, la conducta antisocial y las enfermedades crónicas, que inciden en altas tasas de adicciones y suicidio.
‘Entre la población penal de Puerto Rico, el 96 por ciento padece de déficit de atención’, sostuvo Ramírez, quien fue Secretario Auxiliar de Salud Mental de Puerto Rico entre el 1986 y el 1990.
A juicio de Ramírez, las estrategias terapéuticas oficiales están lejos de alcanzar efectividad. Incluso, sostiene que tanto ‘la psicoterapia como la psicofarmacología’ que utilizan los psiquiatras, no han probado efectividad a largo plazo en el tratamiento de los pacientes.
Según la Teoría Triádica de la Personalidad desarrollada por el Ramírez, la personalidad está compuesta por los temperamentos, los talentos y el carácter. Las manifestaciones de los trastornos o barreras relacionadas con los trastornos de déficit de atención provienen de la parte temperamental de la personalidad del ser humano. Este aspecto de la personalidad es hereditario.
Un temperamento fuera de control evidencia la inmadurez del individuo. Los temperamentos son ocho: agresivo, calloso, impulsivo, irritable, melancólico, sensible, sexual, y tímido.
El temperamento es el aspecto más antiguo en la evolución de la personalidad humana y gobierna las reacciones automáticas e irracionales de cada cual. Para atender los temperamentos y lograr un balance en nuestra personalidad, es necesario desarrollar nuestros talentos y cultivar nuestras capacidades de carácter.
Un individuo con capacidad para mantener control de sus temperamentos demuestra que está desarrollando o ha desarrollado madurez en su inteligencia emocional, que es independiente de la inteligencia intelectual. La inteligencia emocional tiene que ver con la sabiduría con la que las personas moderan sus impulsos. Está severamente afectada en los casos de trastornos de déficit de atención.
El doctor Ramírez considera que la ‘pandemia’ de expresiones de violencia y adicciones que se registra en Puerto Rico, es causada por los diferentes niveles de déficit de atención que, a su vez, tienen su origen en una deficiencia en litio, un micronutriente que estimula la producción de nuevas células en el cerebro y que protege las células nerviosas.
Diversos estudios han encontrado que este mineral puede ser efectivo en el tratamiento de la depresión y en estabilizar los estados de ánimo de personas con déficit de atención. Puede, además, ayudar en el control de impulsos y de respuestas violentas.
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