En negación. Así se encuentra la doctora Grisel Torres Tomasini a solo 27 días de que su padre, el pediatra Antoliano Torres Rodríguez, fuera encontrado culpable de asesinato en segundo grado por un jurado compuesto por 12 personas.

Y es que a su salida de la sala 606 del Tribunal de Bayamón, Torres Tomasini afirmó hoy a la prensa que no aceptaría nunca el veredicto de culpabilidad por asesinato en segunda grado del joven Emmanuel Díaz Chávez por hechos ocurridos el pasado 16 de enero del 2011 en la urbanización Cambridge Park en Río Piedras.

Torres Tomasini alegó que su padre ‘está muerto en vida’ desde que su único hijo, Alan Alfonso Torres, fuera asesinado en junio de 2010 mientras salía del negocio El Balcón en Cupey. Torres Rodríguez, quién enfrenta también cargos por tentativa de asesinato y violación a la Ley de armas, presuntamente atacó a Díaz Chávez y a Luis Cortés Cabán al entender que no habían colaborado con las autoridades en la pesquisa del asesinato de su vástago.

Lo cierto es que hoy, Torres Tomasini reclamó que no se hubiera atendido bien el caso de su hermano y lamentó que su padre hubiera sido encontrado culpable. Manifestó que el mismo día después de que asesinaron a su hermano, al frente de su casa estaban lavando la guagua en la que recibió los impactos de bala, borrando cualquier evidencia.

Con voz entrecortada, manifestó que su padre ‘nunca se tomó unas vacaciones, dedicó 33 años de su vida a la medicina… Yo voy a seguir luchando por él y su inocencia’.

Entretanto, la vista de lectura de sentencia quedó reseñada para el próximo 17 de agosto a las 10:00 am en el Tribunal de Bayamón. Esto luego de que el juez, José Ramírez Lluch, expresara que no había recibido el informe del Departamento de Corrección y Rehabilitación para poder dictar sentencia.

El abogado, Peter Díaz, señaló que la Defensa sometería próximamente ante el Tribunal un memorándum sobre el estado mental de Torres Rodríguez.

Cuando NotiCel le cuestionó en qué consistía el memorándum, este manifestó que ‘la realidad es que las reglas de procedimiento criminal tienen toda una serie de circunstancias que hay que evaluar antes de sentenciar a una persona, su estado mental, las circunstancias en la que se dio el delito, aunque la persona resulte convicta en un delito, al momento de dictar sentencia el juez tiene una discreción que va de unos años a otros años’.

Al preguntarle si estarían recomendando que el acusado permanezca en una institución mental, Díaz apuntó que ‘él está en Psiquiatría Correccional, entiendo yo que los médicos facultativos entienden que él necesita tratamiento, y seguirá en tratamiento… Mi opinión es que él debe permanecer en tratamiento continuo, pero esa determinación la tomará el juez’, puntualizó.

Sobre si apelarán la sentencia, el abogado indicó que ‘la posibilidad de apelar el caso comienza luego de la sentencia, por ende esa decisión no la hemos tomado aún, pero sigue abierta esa puerta porque hay unos hechos y unos elementos que entendemos que son base para una apelación’.

Por su parte la fiscal, Betzaida Quiñones, expresó a la prensa que el galeno deberá cumplir cerca de 32 años por violación a la Ley de Armas, entre 15 a 25 años por asesinato en segundo grado y entre 1 a 10 años por tentativa de asesinato.

Cuando este medio digital le preguntó si estarían abiertos a una negociación para que Torres Rodríguez permanezca en una institución mental, lo rechazó.

‘Es que ese tipo de negociación legalmente no se hace. Una vez se hace un veredicto de culpabilidad, él tiene que ser sentenciado a lo que el Tribunal le imponga. El Departamento de Corrección en su momento determinará en que condiciones o que circunstancias él cumpla lo que a él le impongan’.

Al mismo tiempo, la fiscal explicó que los delitos por violación a la Ley de Arma se deben cumplir en años naturales. Luego, comenzará a cumplir la pena por los delitos de asesinato en segundo grado y tentativa.

‘Tendría que cumplir el 80% (de la pena por asesinato y tentativa) para que entonces cualifique a una libertad bajo palabra’, concluyó.

Más temprano en sala, se pudo observar a un silente Torres Rodríguez, que lucía un tanto demacrado. Este permaneció en todo momento con la mirada perdida, al lado de su abogado.