La integración de partidos adicionales a las tres colectividades con ideologías de status que dominaron con exclusividad el cuadro electoral boricua por decadas, ha comenzado a propiciar un cambio de mentalidad en la compleja y polarizada cultura política puertorriqueña.

Al menos eso plantean los líderes de estos denominados partidos emergentes.

Según estos portavoces de los partidos noveles, la contienda ya no se trata exclusivamente de salir a votar por la organización guardiana del proyecto político de status predilecto de cada elector o electora de la isla.

El surgimiento de colectividades, como el Partido Puertorriqueños por Puerto Rico (PPR) en el 2008 y el Partido del Pueblo Trabajador (PPT) en el 2012, pone de relieve lo trivial que se puede tornar argumentar frases tales como 'no voy a votar por el PIP porque nos moriremos de hambre y esto será como Fidel Castro' o 'ni loco le doy el voto al PNP porque eso sería entregar la patria', entre otras expresiones relacionadas y ligadas al tema de las relaciones políticas entre Puerto Rico y los Estados Unidos.

Ya no se trata de ese debate electoral centrado meramente en el status.

Hoy día, y según constatado en el debate celebrado el martes entre los seis candidatos a la gobernación, temas como educación, seguridad, economía y derechos laborales, se pueden discutir sin necesariamente estar limitado por el 'deber' de construir una propuesta siguiendo una línea de pensamiento ligada a proyectos de status particulares.

'El pueblo entiende que podemos combinar puertorriqueños de diferentes posturas de status dentro de un mismo partido y darle un ‘coquitazo' a quienes se portan mal. Hay mecanismos para hacer valer nuestro voto y nuestra voz. Votemos por el status de nuestra preferencia. Eso (el status) no es lo relevante ya. Cualquier status puede ser posible. Si es positivo o negativo, va a depender de la unidad de los puertorriqueños, de la prosperidad y de la productividad de nuestras actividades comerciales y de que nosotros rescatemos nuestro sistema educativo', dijo el candidato a la gobernación por el PPR, Rogelio Figueroa, a su salida del debate celebrado en la Universidad del Turbabo en Gurabo.

Cabe destacar que aunque el PPR no promueve ningún proyecto de status en particular, Figueroa ha hecho expresiones instando al electorado a votar por la opción de su preferencia en el plebiscito que se celebrará junto con las elecciones generales del 6 de noviembre.

El PPT es la otra colectividad que no ha asumido postura oficial para favorecer un proyecto de país específico basado en una opción de status político.

De hecho, su candidato a la gobernación, Rafael Bernabe, ha afirmado en varias ocasiones que la lucha en defensa de los derechos de los trabajadores no tiene fronteras y es relevante indistintamente de la condición política de status que Puerto Rico pueda tener en asociación con los Estados Unidos u otros países del mundo.

'Con el pueblo de Estados Unidos no tenemos ninguna rencilla. Ellos también luchan por sus derechos y empleos. Junto con ese pueblo, nosotros vamos a seguir trabajando. El gobernador (Luis) Fortuño y Alejandro García Padilla van a reunirse no con los sindicatos, sino con los sectores millonarios', declaró Bernabe el martes en Gurabo, mientras informaba que su partido cuenta con candidatos y trabajadores de todo el espectro político boricua, incluyendo estadistas, independentistas y autonomistas.

Ante las posturas inclusivas en materia de status, el Movimiento Unión Soberanista parece igualmente haberse contagiado con ese acercamiento político y su candidato a la gobernación, Arturo Hernández, ahora también dice que su partido es uno que está abierto a personas de las tres visiones de la isla.

Plantea el MUS que su única relación con el status es la promoción de una Asamblea Constitucional de Status como mecanismo soberano procesal y no de largo plazo en términos de establecer un proyecto político fijo para el país.

Ante ese cuadro, podrán los partidos emergentes ser lo suficientemente atractivos con sus discursos inclusivos en materia de status?

O por el contrario, será la batalla usual entre estadistas, estadolibristas e independentistas la que dominará el debate y deliberación electoral de noviembre?