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El secuestro de la información de una bacteria mortal

Un esquivo científico se mantuvo en silencio durante la conferencia de prensa, a pesar de que conocía como pocos la bacteria que mató a 32 pacientes en el Hospital de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Carolina.

El doctor Guillermo Vázquez, profesor de medicina y microbiología en el Recinto de Ciencias Médicas de la UPR, mantenía el rostro grave, sentado al lado izquierdo del salón, mientras la secretaria de Salud, Ana Ríus, y el epidemiólogo Johnny Rullán se alternaban en el podio, celebrando que habían contenido el brote de Acinetobacter baumannii, el mismo que había afectado de forma letal a pacientes en el hospital de Carolina entre 2012 y 2013.

Pero el microbiólogo sabía que el Departamento de Salud no tenía motivos para celebrar. La agencia pudo haber diseñado planes de contingencia para evitar muertes en Carolina y en otros hospitales de Puerto Rico. En 2011, cuando el doctor Rullán era Epidemiólogo del Estado, Vázquez le había notificado los hallazgos sobre sus investigaciones de vigilancia de infecciones transmitidas en los hospitales.

El doctor Vázquez aceptó al CPI, después de la conferencia de prensa, que había informado a Rullán de que la bacteria baumannii era, desde 2009, un problema en 17 hospitales de Puerto Rico. Incluídos 6 de los 10 que pertenecen a la Administración de Servicios Médicos de Puerto Rico (ASEM), más conocido como el Centro Médico en Río Piedras.

Era difícil controlar a esas bacterias en los hospitales, porque mientras recibían -y reciben- más bombardeo de antibióticos, activaban su mecanismo de mutación para hacerse cada vez más fuertes a esos medicamentos, aumentando la capacidad de causar muertes. Los médicos combatían infructuosamente una bacteria cuya composición genética ya no era la misma.

Y mientras el Departamento de Salud no llevaba a cabo la acción preventiva correspondiente, tampoco ofrecería -ni ofrece- un mecanismo mediante el cual los pacientes de Puerto Rico puedan saber el estado de situación de las infecciones por hospital, de modo que no salgan infectados con una enfermedad bacterial que no tenían antes de llegar a la institución hospitalaria.

El doctor Vázquez tampoco publicó la información fuera del minúsculo círculo académico. Tampoco ofreció en su informe el nombre de los hospitales en los que aparecía la poderosa bacteria resistente a antibióticos, una información relevante para que los pacientes sepan dónde no ir a buscar ayuda médica. Tampoco quiso suministrar la información al Centro de Periodismo Investigativo (CPI).

A dónde ir entonces a recibir tratamiento sin contraer infecciones? Qué recursos tiene el paciente para informarse sobre las instalaciones médicas en las que corren más riesgo?

Para el resto de la investigación, vea el Centro de Periodismo Investigativo.

Hospital Regional de Carolina. (Josian Bruno/Archivo NotiCel)
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