Todos los días, miles de jóvenes y niños aprovechan el tiempo libre para disfrutar con amigos un partido de baloncesto o una práctica de voleibol en las canchas de sus comunidades. En el barrio Capetillo de Río Piedras, hay una leve diferencia: en esta cancha hay que mirar al piso.

Por más de 14 años, los residentes de esta comunidad ríopedrense han trabajado para lograr la remodelación del espacio recreativo localizado en terrenos pertenecientes a la Universidad de Puerto Rico (UPR) ya que, además de ser el único lugar donde los chicos y chicas del barrio pueden disfrutar de sana actividad física, las condiciones en las que se encuentra el parque representan un peligro inminente para la seguridad y bienestar de quienes que lo utilizan.

‘Cualquier niño jugando se puede clavar una jeringuilla mal parquiá [sic]. Por lo primero que los llamamos a ustedes es por los adictos. Viste, porque ellos tiran sus jeringuillas por ahí, tiran basura. Si tu ves este parque así, como está, no hemos sido nosotros’, dijo tenazmente un jovencita de 13 años de edad, en el momento en que se percató de la presencia de NotiCel.

La cancha yace en el centro del parque mientras que un hospitalillo se avista al lado, escondido del ojo público, detrás de la verja. Solo tomó un vistazo a los alrededores del área para percatarse de las cápsulas gastadas de heroína y crack, y algunas jeringuillas usadas; irónicos recordatorios de un mal social que precisamente se intenta erradicar mediante el deporte.

‘Pa’ ya se meten y se puyan’, vociferó la adolescente, quién puntualizó que la oscuridad que arropa en las noches el campo son a consecuencia de la falta de luminarias.

‘Tampoco podemos jugar aquí de noche porque las luces no sirven. Cuando los maestros nos vienen a dar técnicas de voleibol, ya cuando cae la noche se van porque las luces no sirven. También, tienen miedo de que pueda pasar cualquier cosa’, explicó, mientras más y más compañeros se conglomeraron para escuchar a su amiga y difundir sus quejas.

Desde el año 1999, la asociación de residentes ha luchado para llamar la atención de la UPR y el municipio de San Juan pero sus intentos han sido infructuosos.

El problema surge ante la inmovilidad de la Administración universitaria en asignar fondos para remodelar el parque y y atajar el problema de seguridad. A su vez, el municipio de San Juan no ha tomado cartas en el asunto porque, según el líder comunitario de Capetillo, Ángel Guevarez, no le otorgarán prioridad a una cancha ubicada en terrenos que legalmente le pertenecen a la UPR.

‘Aquí nosotros recibimos estudiantes que hacen su práctica a diario, todos los semestres, y le abrimos la puerta a todos los que llegan aquí. El estudiante que viene a la comunidad se enamora y se queda con los niños de nosotros, trabaja con nosotros y, lamentablemente, lo que es la parte administrativa de la universidad, no nos ayuda’, enfatizó.

Tanto Guevarez como otros jóvenes de la comunidad también le echaron su ‘agüita’ a la alcaldesa capitalina, Carmen Yulín Cruz Soto, por haber visitado varias veces a la comunidad y prometer intervenir para, entre otras cosas, ponerle techo a la cancha, cambiar las luminarias, y mejorar la seguridad.

‘La Alcaldesa nos visitó. Estuvo acá en dos ocasiones. Una se reunió con la comunidad a principios de año y la otra visita de ella fue como por el mes de abril, que estuvo el astronauta Joseph Acabá, aquí en este parque. Ahí cuadramos para una reunión. Ella sí vino a esa reunión, visitó el parque de la comunidad, pero el Municipio tampoco ha hecho nada’, recalcó el también maestro de Estudios Sociales de la escuela intermedia Venus Gardens.

Esta historia resulta familiar para esta comunidad, que curiosamente han recibido ayuda en años eleccionarios.

En el año 2000, la entonces alcaldesa de San Juan y candidata a la gobernación, Sila María Calderón, se reunió con la asociación de residentes y prometió interceder a favor de la comunidad en negociaciones con la UPR. Dicha intervención solo provocó la paralización de los acuerdos que tenía la Asociación con la Universidad.

Más adelante, en el año 2004, el ayuntamiento municipal, liderado en aquel entonces por Jorge Santini, instaló una verja y luminarias nuevas. Luego de un tiempo, la misma administración que puso la verja la quitó. Hoy, solo permanece una sección de que divide la comunidad del parque, pero ya no existe la parte que separa el campo de la Avenida Barbosa y el exterior.

Para uno, ya es muy tarde

Los reclamos por un espacio seguro para el entretenimiento son una cuestión de vida o muerte para esta comunidad.

El pasado martes, 14 de octubre, Eduardo Maldonado Mendoza, de 23 años de edad, fue tiroteado en la cancha que ubica en la calle Barnard, esquina con la calle 1 de la urbanización Reparto Universitario. Herido de gravedad, sus compañeros llevaron en un vehículo privado al Hospital San Francisco, donde posteriormente falleció.

‘En esa cancha hubo un problema de una falta personal. Yo no sé si ustedes escucharon las noticias, pero uno de los jóvenes de aquí fue asesinado por defender a otro, se metió en el medio y cogió los tiros él. Y por qué? Porque aquí no hay luz. (La cancha de Capetillo) no tiene luz y no tiene techo. Y fueron a una cancha que tiene techo, que tiene su luz’, denunció Guevarez.