Lituania Alicea camina entre las yerbas amontonadas del huerto comunitario de la escuela Albert Einstein con su bebe colgada del hombro. En la mesa del vivero están el pico y la pala de juguete de la pequeña, mientras a unos pocos pies de distancia, picos y palas reales arremeten contra la tierra. La camisa sudada de Lituania lee Brigada Estudiantes Dispuestos a la Restauración Ambiental (EDRA).

La Escuela Albert Einstein es una escuela vocacional, con talleres de barbería, comercio y mercadeo, cosmetología, ebanistería y coordinación de eventos. Enclavada en el corazón de Barrio Obrero, pertenece a una de las 8 comunidades que conforman el núcleo del Caño Martín Peña, y posee uno de los 3 huertos comunitarios del área: ese pulmón verde que brota entre los salones de clase.

La organización estudiantil ambiental EDRA surgió cuando un grupo de estudiantes del taller de pastelería comercial de la Escuela mostraron interés en cultivar los ingredientes que moldeaban en sus clases. En aquel momento, la maestra decidió contactar al Fideocomiso de Conservación, el cual construyó el vivero, y luego el proyecto comunitario Enlace coordinó fondos para establecer el huerto escolar.

Hace tres años, era Lituania quien se paseaba por los salones de clase de la Einstein, y se aprendía al dedillo los nombres de las plantas. Se integró a EDRA luego de que un grupo de estudiantes de Educación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, impartieran allí unos talleres de agroecología. Ahora es educadora ambiental de Enlace y está pronta a empezar un bachillerato en educación prescolar.

'Me gusta porque tú te sientes libre trabajando con las plantas, te sientes fresco... Voy a estudiar educación prescolar porque me encantan los niños, verlos reír, correr. Se ven igual de libres que como yo me siento cuando estoy con las plantas', dice Lituania, ahora con 19 años.

Es verano y la escuela está desolada, salvo por cinco personas que desyerban, atienden las plantas y fumigan los residuos. Junto a Lituania Alicea, desyerban el huerto la coordinadora ambiental de Enlace, Estrella Santiago, y la voluntaria Helen Angell, mientras el líder comunitario del huerto de Las Monjas, Rafita Rivera, de 62 años, fumiga cantando, y el líder comunitario del huerto del Pilar, Rafael Ocasio, de 45 años, atiende las plantas en el vivero.

Solo quedan uvas caletas y algunas hojas de limón en el vivero, pero hay muchos espacios de tierra desiertos. Los lugares antes asignados al cultivo del tomate, la china, la papaya y el ají ahora se topan con la tierra vacía. Todavía quedan altas plantas de albahaca, sábila, palos de guineo y cultivos de los que se extrae el aceite de castor. Quieren sembrar recao y orégano.

'En verano y navidades el huerto se queda solo. No hay mantenimiento porque los estudiantes no están, y no hay qué los motive para venir en las vacaciones a trabajar el huerto. Durante la escuela, esto para ellos son horas comunitarias o una nota. Pero ahora no tienen esa motivación', lamenta Lituania.

'Y cuando tú eras estudiante?', pregunto.

'Era diferente', recuerda.

El huerto escolar en aquel momento dio de qué hablar. Recuerda la buena venta de pesto, de caño pica - un pique hecho con ají caballero- las semillas de girasol y el tomate. Recuerda preparar las meriendas escolares para las giras y comprar materiales para seguir dándole vida plena al huerto escolar.

Incluso, EDRA extendió sus redes de colaboración cuando líderes estudiantiles de la escuela superior viajaron a Chiapas, México, a República Dominicana, a St. Thomas y a Nueva York, Estados Unidos, para rebuscar en el diálogo internacional innovaciones sobre la agricultura, secretos y experiencias, que pudieran aplicarse en Puerto Rico.

'Ahora la mayoría de los estudiantes dicen que ellos no van a ser agricultores y que no tienen nada que ver con las plantas, que para qué van a estar bregando con el huerto, si no tienen que ver nada con lo que van a estudiar, que hay mucho sol, que les pican los mosquitos... y al final nadie sabe de dónde viene la comida', prosigue Lituania.

Precisamente, EDRA se creó con la intención de enseñarle a la comunidad la importancia de la naturaleza, además de adiestrar con técnicas para la siembra, el cultivo y la realización de composta 'para que no tengamos que depender de nadie ante una crisis alimentaria y ambiental', lee su misión.

De ahí que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), otorgara la beca Urban Water Small Grants al proyecto cuando estaba en ciernes, con la intención de viabilizar proyectos educativos de base urbana y comunitaria.

Los fondos se utilizaron para habilitar huertos comunitarios y programas educativos, como los Patrulleros Ambientales - grupo estudiantil de escuela elemental que promueve la protección ambiental entre sus compañeros - y EDRA, que agrupa el nivel intermedio y superior.

'Es que también los estudiantes tienen que trabajar o hacer las prácticas de la escuela vocacional. Falta el tiempo. Quizás si ponemos música o hacemos alguna actividad que los atraiga más, o hacemos un uniforme para que no se ensucien el suyo, que al otro día se lo tienen que poder y quizás no lo pueden lavar...', sugiere Estrella.

Aunque maltratado por el verano, el sol candente, y la ausencia de los niños que en época de clases se remangan sus uniformes escolares y entregan sus manos a la tierra, el huerto y el vivero luchan hoy por su permanencia vital.

A Rafael Ocasio le gustaría que cada comunidad tenga un huerto para promover una buena nutrición y que la gente produzca sus propios alimentos, mientras protegen el medio ambiente. En el Caño, se fomentan los huertos como un medio de compartir, a la vez que se conciencia a la gente en contra de la destrucción del ecosistema, para que no arrojen escombros y basura, para que no dejen tiradas neveras, materiales de construcción, para que contribuyan a la salud y no a las sabandijas y las inundaciones.

'Tenemos que ir reemplazando el concreto por vegetación. Todos los que tienen un poco de patio terminan tirando cemento, hay que cambiar esa mentalidad y enseñar métodos agroecológicos, cómo reusar material, hacer compostaje con los alimentos que boten', enumera.

Y tanto Ocasio como Rafita, que lideran los huertos de sus comunidades, creen en la presencia de huertos en las escuelas, como el de la Einstein, para que los niños y jóvenes sean los portavoces de la conciencia, para que hablen de agricultura, reciclaje y medio ambiente, y lleven sus inquietudes a sus padres, estableciendo así una red educativa desde los más pequeños.

De ahí que el Consejo de Política Pública y Acción para la Salud y la Soberanía Alimentaria de Puerto Rico acordara sostener su cuarta reunión en los predios de la escuela, a pocos metros del huerto ya desyerbado por el trabajo del día.

Se trata de una alianza recién creada, e inspirada en los consejos que existen en Estados Unidos y Latinoamérica, cuya intención es canalizar esfuerzos entre las asociaciones ambientales, que versen sobre la soberanía alimentaria y las prácticas agroecológicas, para convertir toda iniciativa de política pública en una realidad.

'Nuestra meta es que se fomenten las prácticas agroecológicas y sustentables en política pública, buscando cómo conectar las escuelas con estas prácticas y fomentando el consumo local en hospitales y comunidades', dice Estrella, que antes aclara que el Consejo está en su etapa de formación.

Es buscar cómo alimentarse saludablemente, reacciona Ocasio mientras se seca el sudor de la frente. Crear conciencia en los estudiantes y transformarles una dieta basada en la rutina de fast foods y hamburguesas, es parte de la idea, explica.

Luego, llega la líder comunitaria Ana Elisa Pérez - quien coordinó desde sus inicios el huerto desde Enlace- de su gestión por Vieques con ensalada de espinacas, té de limoncillo y gengibre, y jugo de mango. Más tarde se integran miembros de la organización Organización Boricuá de Agricultura Eco-orgánica, de la Cooperativa Madre Tierra, de Efecto Sombrilla, de Nada Santo Sobre Monsanto.

Un puñado de personas comienzan la reunión, que en su primera etapa de definición, busca crear una plataforma de canalización de propuestas para llevarla a los hacedores de política pública en busca de una reforma sólida que privilegie la agricultura y la soberanía alimentaria como prioridad en el porvenir económico, social y ambiental de Puerto Rico.