Las iguanas han invadido Puerto Rico. Han alterado los ecosistemas y parece haber una en cada esquina de la Isla. Para ayudar a controlar la población, siempre ha existido la posibilidad de vender y consumir la carne de iguana como un plato gourmet.
Las iguanas verdes, que se han reproducido hasta superar el número de personas en nuestra Isla, son nativas de Centroamérica y Suramérica. En Puerto Rico representan una amenaza hacia otras especies y hacia el cultivo de muchos alimentos.
Los reptiles llegan a superar el número de la población nacional con 4 millones de pobladores, como consecuencia principal de la ausencia de depredadores naturales.
Comer iguanas y otros reptiles es algo común en países centroamericanos y suramericanos. Sin embargo, en Puerto Rico, no es algo muy bien visto, aunque algunos activistas han intentado cambiar esta visión.
En Estados Unidos, la carne de iguana es vendida desde seis dólares la libra y es legal siempre que sea procesada en una facilidad aprobada por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés). Algunos aficionados de las carnes exóticas puedan pagar hasta $350 por una iguana de seis libras, sin piel, a través del internet en páginas como buyexoticmeats.com. Aproximadamente 20 huevos de iguana pueden ser adquiridos por $150 en otros portales de carnes exóticas como exoticmeatmarket.com.
Según un artículo publicado por el portal Gizmodo, la mayoría de esta carne vendida en Estados Unidos proviene de nuestra Isla mientras irónicamente aquí no se ha aprobado su venta.
Aunque existen grupos como los ‘Iguaneros de Aguada‘ e ‘Iguaneros de Hormigueros‘, que se encargan de cazarlas gratuitamente para proteger el cultivo, el hecho de que aún no es un producto para consumo local no ha logrado un cambio significativo en el control de la población. Estos grupos cazan iguanas para su propio consumo, y si como servicio comunitario para proteger las siembras.
El año pasado el Departamento de Salud y el Departamento de Agricultura respaldaron que se desarrollara una industria de carne de iguana en Puerto Rico para exportar el producto a los países que la utilizan para el consumo, como una alternativa para contrariar el rápido crecimiento que ha tenido la población de esta especie en los últimos años.
Personas que han consumido iguana coinciden en que su sabor es muy parecido al pollo, su aspecto a la carne roja, su sabor a carne de cerdo y su olor al del pescado. ‘Baja en grasa y alta en proteína’, la catalogó el chef Roberto Hernández del restaurante Mio en Washington D.C. en un entrevista en el National Geographic. Como parte de su menú, Hernández sirve a sus clientes diferentes platos y delicias de carne de iguana que ellos no tardan en elogiar.
La razón por la que aún no ha sido aprobada es para evitar los riesgos de contagio con la bacteria de Salmonela. Sin embargo, cualquier comida puede estar expuesta a esta bacteria si no se tiene el manejo correcto y sanitario que se requiere.
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