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Francis Rosas: "no me arrepiento de nada"

El comediante, que recién vio finalizar el proyecto por el que abandonó Wapa- "Acuéstate con Francis"-supo hace un mes que la cosa no andaba bien.

Entrevista a Francis Rosas Flores para El Push de la Mañana, edición estelar.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

Francis David Rosas Flores nació en Mayagüez pero como hijo de militar, se crió fuera de la isla- en Alemania y Estados Unidos. En 1989 regresó a Puerto Rico, y lo recibió "con un fuerte abrazo" el huracán Hugo. Se estableció en Sabana Grande y se divirtió en grande en su infancia y con sus compañeros de clase que, según él, estaban todos locos.

El hoy comediante se encontró con que no era el único payaso de su clase de "tercero-tres", una clasificación que le impuso el sistema de educación pública a pesar de ser un estudiante de A, de encantarle estudiar y de buscar oportunidades los fines de semana y los veranos para estudiar materias extracurriculares como Francés y Física.

Vio fallecer a su padre muy joven. Tenía apenas 39 años. Era sargento en el Ejército de Estados Unidos e ingeniero mecánico graduado de Mayagüez. Padeció, sin decirle a su familia, de cáncer de colon y en una ocasión en la que requirió de una cirugía por otro asunto, el cirujano detectó metástasis. Y le dio tres meses de vida.Francis vio el deterioro de su padre, el que excusaba con problemas intestinales y la dieta. Hasta que murió. No se explica la necesidad que tuvo de ocultarlo. Nunca lo hubiera imaginado.

Y precisamente la noche antes de sentarse en la entrevista con El Push de la Mañana, edición estelar, soñó con él. Estaban juntos enseñándole a manejar autos de transmisión estándar a su hijo de 16 años. "Fue fun, porque siempre lo imaginé", dijo.

Su vida, liderada por su madre, catorce años mayor que su padre, la componían él y sus cuatro hermanos- Joan, Julio, Luisa y Alexis.

Comenzó estudios en Sicología, en el Colegio de Mayagüez y luego en la Universidad Interamericana pero, un buen día, en un jangueo en la popular barra de Mayagüez "El Garabato", se encontró con el comediante Raymond Arrieta. Ahí, bebiendo cervezas a peseta, se le acercó, y le dijo que no tenía referencias y que tenía muy poca experiencia, pero que quería trabajar con él. Raymond le dijo que hablara con Eric Valcourt, productor y locutor, y luego de un email en que le pidió que le dijeran si era un pérdida de tiempo ilusionarse con la idea, lo llamaron, lo pusieron a audicionar y boom... se convirtió en parte del elenco de El Show de Raymond, todos los martes a las 9pm, en vivo.

Todo ahí cambió. Descartada la Sicología, se abrió un nuevo mundo para el comediante. Durante cinco años formó parte del show y desarrolló sus personajes. Cuando Raymond renunció, trabajó solo un día para el empresario y conductor de televisión, Héctor Marcano, pero rápido comenzó en El Club de Sunshine en Wapa.

Era parte de un "elencazo", como le llama él pellizcándose, no creyendo aún cómo logró estar ahí. Se vivió todo y de la mano de los productores Gilda Santini y Sunshine Logroño, reseteó una carrera en ascenso que terminó de manera contenciosa y abrupta. Francis se muestra agradecido pero cauteloso al hablar del tema. Dice que le dieron oportunidades que luego eran frenadas repentinamente. No duda que lo querían pero retira la mirada y se dedica a su café negro y puya para no hablar demás.

"Acuéstate con Francis"- que resultó su controversial salto a Teleonce, era su sueño y emocional y profesionalmente, está convencido de que era el paso correcto. Hoy, ese show ha sido cancelado, pero lejos de ver a un Francis derrotado, hablamos con alguien orgulloso del formato de programa que le presentó al pueblo. Le decepciona el final de un programa que hacía sin doble sentido y en el que se le dio oportunidad a muchos otros talentos de la isla.

"No hay regrets (lamentos). No tengo ningún problema con lo que hice. No me arrepiento de nada y lo volvería a hacer", expresó.

Pero, mientras menea incesante las piernas durante la entrevista, asegura que contempla múltiples ofertas de trabajo, en Teleonce y en Estados Unidos. Todas las evalúa y no descarta aceptarlas todas. Además, pronto lo veremos estrenarse como inversionista- entre otras cosas- del Hipódromo Camarero. El próximo paso de su carrera es como un misterio que tiene semidescifrado pero que guarda receloso.

Ama y disfruta de su isla, pero lamenta las crisis en el sistema educativo, de seguridad y político. En 1996 fue su último voto. No le motiva y siente que aunque Puerto Rico está despertando, "a la misma vez que sigue aguantando". No tiene problemas en cooperar con los gobernantes por el bien de Puerto Rico, pero la decisión de elegirlos lo deja en manos de otros.

A sus 40 años no está comprometido sentimentalmente, y no lo busca. Que llegue cuando llegue. Como todo lo demás ha llegado en su vida.

Mira la entrevista aquí.

Egresada de la Universidad de Puerto Rico. Periodista con 23 años de experiencia en los medios de comunicación. Mamá de Manu, portavoz de la adopción de niños grandes y creadora de #primerizayqué