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[ANÁLISIS] Pedro Pierluisi: ¿a la tercera será la vencida?

"Aquel no era mi momento. Hoy es mi momento".

El resultado de estas elecciones no solo será una factura sobre el carácter de Pedro Pierluisi Urrutia sino una prueba de supervivencia del propio PNP.
Foto: Archivo/Luis López

Por tercera ocasión en su carrera política, Pedro Rafael Pierluisi Urrutia intentará convertirse en el gobernador de Puerto Rico.

A sus 61 años, el hijo de Jorge Pierluisi y Doris Urrutia llega a estas elecciones con un cúmulo de casi tres décadas de experiencia en la administración pública como secretario de Justicia, abogado y comisionado residente, que ofrece como su carta de presentación para regentar los destinos del país, pero que sus detractores impugnan por sus vínculos cercanos con la Junta de Control Fiscal y a gobiernos azules salpicados por alegaciones de corrupción.

Abrió los ojos por primera vez en San Juan, un 26 de abril de 1959. Estudió Historia Contemporánea en la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans y Derecho en la Universidad George Washington, en Washington DC.

“Aquel no era mi momento. Hoy es mi momento”, afirmó la noche domingo al recordar su derrota en la primaria a la gobernación del ciclo electoral del 2016.

Aquel verano, el ex comisionado residente perdió la candidatura a la gobernación ante el novato que eventualmente ganó las elecciones Ricardo Rosselló Nevares. Tres años después, también en otro verano, Pierluisi Urrutia se convirtió en el gobernador por sucesión constitucional luego de que Rosselló Nevares renunció al cargo el 2 de agosto de 2019, en medio de manifestaciones ciudadanas provocadas por la divulgación de mensajes ofensivos en chat privado del mandatario y sus asesores cercanos.

No duró mucho en La Fortaleza. Cinco días más tarde, el Tribunal Supremo declaró nulo su juramento al cargo porque asumió la posición por vía de un nombramiento a Secretario de Estado en receso y sin la confirmación del Senado, cuyo presidente Thomas Rivera Schatz acudió a los tribunales para recusar su ascenso al máximo cargo del país.

Pero los golpes no lograron alejarlo del ruedo político. Un año después venció a la gobernadora Wanda Vázquez Garced en primarias y neutralizó al poderoso presidente de la Cámara Alta, quien se pasó al bando de la mandataria en otro intento por sacarlo de la carrera hacia la gobernación.

Against all odds, Pierluisi Urrutia tiene posibilidades de ganar hoy.

Las encuestas de última hora lo colocan en un empate con el candidato a la gobernación del Partido Popular Democrático, Carlos Delgado Altieri a pesar del lastre de corrupción que acompaña al gobierno de turno por los arrestos federales de funcionarios públicos y políticos, y las alegaciones recientes de acoso sexual que realizó en su contra una exentrenadora física.

Por eso, el resultado de estas elecciones no solo será una factura sobre el carácter de Pierluisi Urrutia sino una prueba de supervivencia del propio PNP, que arriba a esta coyuntura histórica histórica con fisuras profundas. Algunas auto-infligidas por la lucha interna de poder y otras por el desgaste y el quiebre del bipartidismo, que ha dominado al país desde el 1968.

Las heridas de la campaña primarista no han sanado. ¿Evidencia? A última hora, Vázquez Garced instó a las huestes penepé a votar una sola cruz debajo de la Palma, pero el nombre de Pierluisi Urrutia no salió de su boca. De forma silvestre, también se cocina una campaña para dejar a Rivera Schatz fuera de la papeleta y del Senado.

Luego de la oleada de protestas que causó la salida de Rosselló Nevares, parece quedar en el aire sabor a cambio. El domingo, seguidores del Movimiento Victoria Ciudadana desbordaron el Estadio Hiram Bithorn en San Juan en un acto de fuerza para la colectividad, que se presenta a las urnas por primera vez. El Partido Independentista Puertorriqueño también toma impulso con la renovada figura del candidato a la gobernación Juan Dalmau Ramírez, cuya popularidad ha llevado a personas a colgar su afiche en sus negocios y hogares.

Pero mientras estos partidos ofrecen rostros nuevos y discursos renovados, el viejo liderato sigue al mando del PNP y del PPD.

Quizás ese ánimo de cambio explica los resultados de las encuestas recientes que señalan que los puertorriqueños están divididos a la mitad en cuanto al estatus o su inclinación a convertirse en un estado. En el referéndum celebrado en el 2017, la estadidad obtuvo el 97% de los votos, pero solo el 23% de los votantes participó en ese proceso.

En medio de estas incertidumbres, las personas saldrán a votar en tiempos de Covid-19, que requerirá ajustes y distanciamiento físico para evitar el contagio con el peligroso virus.

Una cosa es cierta.

Hoy, Pierluisi Urrutia conocerá si a la tercera va la vencida.