Leer los medios tradicionales en Puerto Rico es enterarse de anecdotas que carecen de significado. Este fin de semana he sabido enterarme del modelo de carro de lujo en que un senador llegó al Capitolio. Tambien supe que hay un reality show boricua que pretende atender la desesperanza y que se organizará pronto un congreso para hackers. Son noticias llamativas que pueden mejorar el ecosistema, aunque no sabemos si tendrá efectos en el cambio climático. En cualquier caso, las noticias que dominan no son lo que esperamos de una democracia mediática. Nunca sabemos quien está detrás del telón ni que se está cocinando. Los eventos sustanciales se cubren tan a grandes rasgos que más que trazos de buena tinta son brochazos abstractos. El equilibrio entre la información superflua y la importante se ha roto.
En esta onda descubro que algunos periodistas tienen tendencias tridimensionales. Reportan todo a base de tres. Leo que el objetivo del Partido X paa las próximas elecciones es abrir una nueva etapa basada en (1) la credibilidad, (2) la honestidad, y (3) la transparencia. Mientras tanto, el Partido Y, el contrario, insiste en (1) la eficacia (2) la honradez, y (3) la austeridad. Dicen que nadie quiere votos obtenidos mediante (1) la promesa irresponsable, (2) el engaño, y (3) la falta de respeto a la clase media. De ahí que los discursos de este y aquel son (1) concretos, (2) claros, y (3) sencillos. Los gastos en (1) educación, (2) servicios, y (3) sanidad, no son lo que provocan el déficit público, sino (1) los intereses de la deuda, (2) el mal funcionamiento, y (3) las pensiones. De manera que para evitar repetir los errores anteriores es preciso (1) recortar los servicios no esenciales, (2) mejorar la gestión, (3) obtener nuevos recursos.
Dadas las connotaciones mágicas del número tres, es como si hubieran querido sustituir la sintaxis por una letanía de efectos hipnóticos. Debe de ser que el calor crea espejismos, descoyuntaras y temblorosas copias de lo real, imágenes fantasmales y en ocasiones obsesivas. No extrañaría que cualquiera de los partidos, como dicen sus adversarios, practicara el ocultismo en lo que a sus verdaderas intenciones se refiere. Total, que aspiramos a ser una democracia mediática pero nos convertirnos en una democracia esotérica. Dios nos asista, o, mejor aún, que nos asistan los tres: (1) el Padre, (2) el Hijo, y (3) el Espíritu Santo.
*La autora escribe en el blog Coa La Macacoa sobre sus observaciones y experiencias, personales y cívicas, del pasado y del presente, y hasta del futuro cuando se atreve.
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