A las dos de la tarde en punto sonó la campana al tope de la capilla del Cementerio de la Capital, en Río Piedras, anunciando la llegada del número once de los Indios de Mayagüez del Baloncesto Superior Nacional, Andres ‘Corky’ Ortiz Colón, y su pequeño hijo Alexander, al campo santo donde finalmente descansarán en paz luego de fallecer trágicamente en un accidente de tránsito el pasado sábado en Arecibo.

Junto a los féretros que lideraban la comitiva, familiares, amigos, fanáticos y curiosos seguían el lento andar de los coches fúnebres que cargaban al hombre de 28 años de edad y su hijo de cinco y que iniciaron su marcha en el Departamento de Recreación y Deportes en Santurce.

Al detenerse en el redondel principal del cementerio, a cuentagotas fueron entrando a la capilla los familiares mientras los allegados cargaban a ‘Corky’ y Alexander al interior. Ahí, tuvieron una última reunión en privado para darles el último adiós. Tras las puertas cerradas, se escucharon aplausos, vocerío y el fuerte llanto de algunos.

Una hora después, las puertas abrieron y de la capilla salió DaranjelyssYantín en silla de ruedas y dando las gracias a los presentes por el apoyo brindado. A simple vista eran visibles los golpes en su cara y brazos, evidencia del impacto que recibió el vehículo en el que viajaban ella, su novio y el pequeño la tarde del sábado pasado cuando una Hummer H2 conducida contra el tránsito por José Nieves Pagán, de 57 años de edad, chocó el Nissan Versa de ‘Corky’ en la Autopista José De Diego, a la altura de la salida 75-A en Arecibo.

Luego salió la madre del menor, Gloria Vázquez Pastrana. Ella no dijo nada. No tenía por qué. Su rostro lleno de angustia lo decía todo. La tristeza la consumía a la vez que otros la ayudaban a caminar.Después salió el abuelo del pequeño y padre del baloncelista, Andrés Ortiz, junto al resto de la familia. Él lucía tranquilo y transmitía fortaleza mientras escoltaba a su vástago.’Cabeza en alto’, le dijo a la gente minutos antes. ‘Alegría, no hay tristeza, para terminar’, agregó.

Cuando cargaban a ‘Corky’junto a su hijo hasta su morada final, alguien recordó que el cumpleaños del Indio es el jueves que viene. Enseguida, todos le cantaron ‘feliz cumpleaños’ entretanto, sin poder contener el dolor, lágrimas comenzaban a bajar por el rostro del abuelo Ortiz.

Ya frente a los nichos, última parada en el viaje terrenal de Andrés y Alexander, la familia se aglomeró mientras los demás hacían lo posible por acercarse y mirar. Ahí, la mamá del menor clamó por su hijo y con cada palabra, el llanto se hacía más fuerte.

‘Que será de mí ahora que tú no estás, hijo mío’, gritó a la vez que intentaba llegar al ataúd. Cuando se desplomó, un hombre la cargó y se la llevó, a lo que el abuelo de ‘Corky’ no le agradó. ‘Déjenla, que se desahogue por su hijo’, pidió Ortiz.

Acto seguido, ordenó a todos que se alejaran, que dieran e hicieran espacio porque ‘ahora me toca a mí. Échense pa’ atrás. It’s my time now’, exigió. Rodeado de su esposa, la madre de ‘Corky’ y otros allegados, se postró frente a su hijo. Sólo elogios salieron de su boca. ‘Mejor hijo no pude tener’, se le escuchó decir acompañado por un ‘I love you, son’.

Cuando acabó, Ortiz se volteó y se dirigió a los presentes. Tras unas breves expresiones por el calor recibido por las miles de personas que se han dejado sentir en la pasada semana, culminó diciendo ‘gracias, Puerto Rico, por el apoyo que nos han dado’.

Al mismo tiempo, empleados del campo santo sellaban las tumbas con cemento para que, finalmente, ambas almas pudieran descansar en paz.