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Economía

Libreros locales lamentan cierre de Borders

Pese al impacto negativo que tuvo Borders en la industria local de los libros, editoriales y libreros lamentaron la noticia de la salida de la megatienda que, sin duda, dejará un vacío para el público que -desde hace diez años- diariamente se sumergía en la lectura en algún rincón de los más de 30 mil pies cuadrados que ocupaba la sede de Plaza las Américas.

Tras recordar que con la llegada de Borders casi una treintena de librerías pequeñas se vieron forzadas a quebrar, Alfredo Torres, dueño de La Tertulia, sostuvo que para él, 'la salida no representa un alivio porque los mejores de mi librería fueron fuertes años de Borders'. Sin embargo, apuntó a que el fin de la cadena estadounidense afectará a la industria.

'Creo que es trágico porque afecta bien fuertemente al sector de libros en Puerto Rico, afecta a distribuidores, afecta a un público lector y de forma fuerte a más de 100 familias de gente que trabajaba allí. Por tanto, es un asunto que es de preocuparse porque ha quebrado la empresa más grande de venta de libros al público a nivel local', lamentó.

Torres recordó que la crisis económica de Estados Unidos tuvo un efecto dominó particular sobre los distribuidores, porque a Borders le tocó recurrir continuamente a la devolución de libros que no se movían.

'Esas devoluciones sacaron del negocio a muchos distribuidores de la industria porque ya no tenían con que pagar. Por eso tu veías que en los últimos meses en Borders lo que tenían en español era bien limitado y era limitado porque no tenía a quien devolverle', explicó Torres.

Según detalló la gerente de la editorial Terranova, Ana Ivelisse Feliciano, la salida también representa un 'pequeño hueco' para muchas editoriales porque Borders, aparte del Departamento de Educación, era el principal cliente por el volumen de libros que adquiría.

Torres opinó que la debacle de Borders recae sobre el modelo particular que impulsaba y al que se exponía la tienda. Según explicó, 'no se podía aplicar a los libros el modelo de venta de mercancía general porque el libro no resiste mucho esa lógica'. Por lo que Borders competía con otras megatiendas no especializadas, como Wal Mart, K Mart y Costco. Esto, al mismo tiempo que el mercado de libros electrónicos crece.

'Es un momento para hacer cosas mas creativas. Esto nos obliga a salir de la zona cómoda de entregar cierta cantidad de libros en un almacén para que ellos mismos los distribuyan en tres tiendas', señaló Feliciano sobre los retos que ahora enfrenta el mercado de libros a nivel local.

Ambos coincidieron que el rumbo a seguir debe trascender de los espacios grandes y enfocarse en la coexistencia de librerías pequeñas y especializadas que, a su vez y de forma costo efectivo, permita al público confraternizar. No obstante, tanto Feliciano como Torres, reconocieron que será muy difícil llenar los zapatos de lo que representaba Borders, en cuanto a espacios de esparcimientos se refiere.

'La gente usaba Borders como biblioteca, eso te demuestra la ausencia de bibliotecas en Puerto Rico, te demuestra la ausencia de espacios de esparcimiento', afirmó Torres.

Feliciano adjudicó también responsabilidad al gobierno para que rescate espacios vacíos y abandonados para responder a esa necesidad de encuentros culturales.

Por su parte, Torres instó a la adopción de una política pública que permita el desarrollo de un sector del libro saludable, donde existan unas formas de competencia que no lleven a otro establecimiento a la quiebra.

Por lo pronto, ambos destacaron la posibilidad de alianzas entre librerías, editoriales, distribuidores u otros centros culturales y educativos para el crecimiento de librerías pequeñas a través de toda la Isla.

Alfredo Torres, dueño de La Tertulia. (Roso Sabalones/NotiCel)
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