Río revuelto en el mercado puertorriqueño
El mercado puertorriqueño experimenta un inusual zigzagueo en el desarrollo de inversiones a partir de la reciente entrada de compañías multinacionales que han fijado su presencia en el país y el cierre de negocios de inversión local y extranjera dedicados a distintas ramas del comercio, lo que ha propiciado cambios en las ofertas dirigidas al consumidor y una renovada competencia entre proveedores.
En el escenario de decrecimiento y recesión económica que afecta a la Isla, los pequeños y medianos negocios de capital local operan con ventas deprimidas y siguen recurriendo a 'estrategias salvavidas' que incluyen la reducción de personal, solicitud de financiamiento a la banca y a programas de Gobierno, cambios de administración y en el peor de los casos, acogerse a la bancarrota.
Según datos de la oficina local de la Administración de Pequeños Negocios (SBA, en inglés), durante los primeros tres trimestres del año fiscal federal 2010-2011 se otorgó financiamiento a unas 460 empresas puertorriqueñas con el fin de capitalizar sus operaciones.
Mientras, cadenas multinacionales como Starbucks, Hard Rock Café y Pottery Barn se han acogido al proceso de 'consolidación' de sus operaciones en Puerto Rico a través del cierre de locales comerciales, argumentando razones de rentabilidad.
En entrevista con la agencia Inter News Service (INS), el economista José Alameda explicó que esta restructuración del mercado local está siendo aprovechada por inversionistas que pescan en río revuelto 'para ganarse el espacio dejado por otras cadenas y competir por los consumidores que conservan su capacidad adquisitiva'.
'Estas cadenas vienen porque aquí hay segmentos de la población que no se han afectado significativamente con la depresión económica; gente que viven en Garden Hills, en residencias de Guaynabo, que son los consumidores que tienen capacidad de ingreso para comprar Victoria's Secret y todas las marcas de diseñador', estableció el economista.
Alameda dijo que la llegada de estas multinacionales no implica necesariamente que vinieron seducidas por incentivos del país a la inversión extranjera, ni porque la economía esté en alza, sino porque sus estudios de factibilidad determinaron que localmente hay demanda para sus productos.
'Cuando deciden hacer la inversión, no piensan en los incentivos sino en la demanda (de sus productos). Si existe gente con capacidad económica y si además ven que en el mercado local hay negocios con los que pueden competir con ventaja, vienen para acá con el cuchillo en la boca', advirtió.
El especialista en Planificación destacó que el ritmo de ondulación derivado de la apertura y cierre de negocios apunta a la actual inestabilidad de la economía en la Isla.
'Llegan empresas y cierran otras, es un zigzagueo. La estabilidad económica no logra cuajar para arrancar hacia la recuperación, por eso los indicadores siguen en negativo', aseguró Alameda.
Entre las tiendas que se insertan al mercado puertorriqueño figuran las marcas de diseñador Vicoria's Secret, Michael Kors, la boutique Carolina Herrera y la cadena Nordstrom.
También abrirán sus puertas la tienda Disney Store y la multinacional GNC, líder mundial en vitaminas y suplementos, todas en locales de Plaza Las Américas, en Hato Rey.
La cadena T.J. Maxx, con ocho meses en la Isla, acaba de inaugurar su tercera tienda en Plaza Río Hondo en Bayamón.
Aunque todas estas corporaciones han anunciado la apertura de sus locales, en la información que circulan escasean los datos sobre el monto total de sus inversiones y el número de empleos que estarían creando.
Sobre el particular el economista Alameda manifestó que aunque esas empresas generan puestos de trabajo igualmente surgen quiebras de otros negocios, con salidas de personal a la calle.
'Mientras persista esta coyuntura, no se producirá un gran impacto en el mercado de empleos', aseguró.