Plan de empleos Obama se cuelga en el Senado
El plan de creación de empleo del presidente de EE.UU., Barack Obama, afrontó anoche la esperada derrota en el Senado, donde la oposición republicana había anunciado que impediría su avance mediante el bloqueo en una votación de procedimiento. Sin embargo el voto se efectuó y la medida fue derrotada lo que representa un importante revés para el Presidente.
La medida requería el respaldo de al menos 60 senadores para superar la primera votación, que decidiría si la Cámara Alta, donde hay 51 demócratas, se pronunciaba o no sobre el contenido del plan de empleo, valorado en 447.000 millones de dólares, informó la agencia EFE.
El voto resultó 50 a 49 ya que dos senadores demócratas que enfrentan difíciles campañas a la reelección, Ben Nelson de Nebraska y Jon Teser de Montana, se unieron a la mayoría republicana, según reporta The New York Times.
La derrota ha puesto a la Casa Blanca y a los demócratas del Congreso a correr para tratar de salvar pedazos individuales del plan en el cual el Presidente ha cifrado sus esperanzas de creación de empleos e impulso a la economía, y de reelección. Según el diario neoyorquino, la expectativa es que en los próximos meses se comiencen a presentar medidas individuales que corresponden a distintas partes del plan.
'El voto de esta noche no es bajo ningún concepto el final de esta batalla', advirtió Obama tras conocer el resultado.
Desde que lo anunció en septiembre, Obama ha centrado los esfuerzos de su campaña electoral en el plan, que prevé inversiones en infraestructura y formación, además de una serie de incentivos fiscales para estimular las contrataciones.
La medida también contemplaba eliminar las desgravaciones a los más adinerados que introdujo su predecesor, George W. Bush, y sustituirlas por un aumento del 5,6 por ciento en los impuestos de aquellos que ganen más de un millón de dólares al año.
Ese punto, que según la Casa Blanca aportaría a la economía más de 450.000 millones de dólares a lo largo de diez años, se ha topado con la oposición tajante de los republicanos, que insisten en que perjudicará a los pequeños negocios.
Obama trató de satisfacer las exigencias republicanas de reducción del gasto público con la promesa de que todo el plan estaría completamente pagado, al contrario del plan de estímulo económico aprobado en 2008, cuya financiación agravó el déficit del país.
Para conseguir sufragarlo, el presidente proponía que el coste del programa se sumase a los recortes al gasto público por valor de 1,5 billones de dólares en la próxima década, previstos en el acuerdo sobre el techo de la deuda.
El comité legislativo especial que se creó en agosto para identificar dónde hacer esos recortes sería, por tanto, el encargado de decidir también sobre la financiación del plan de empleo.