Dicen que tras la tormenta llega la calma. Este no fue el panorama para algunos residentes del barrio Higuillar, quienes una vez cesaron los poderosos vientos del huracán dieron la cara a una nueva tormenta en sus vidas: la perdida de sus hogares.

Nelly Nieves lleva 10 años viviendo en el sector La Aldea, de Higuillar. Cuando se anunció que Irma azotaría la Isla, aseguró su casa en madera, ubicada en los altos de una estructura en cemento propiedad de su sobrina, y se encomendó a Dios.

‘Esto no hay cómo explicarlo. Como en Irma no pasó nada, lo deje así’, expuso mientras subía las escaleras para ver por primera vez, junto con NotiCel, cómo había quedado su casa. ‘¡Mira esto! No me quedó nada, nada, nada’, exclamó.

Nelly contó que su casa estaba amarrada, pero por tratarse de un huracán categoría cinco, decidió bajar y quedarse con su sobrina. Fue su mejor decisión. De su casa no quedó nada. Solo escombros que evidencian que allí, en algún momento, hubo un hogar.

‘Todo empezó como desde las 2:30 de la mañana (del miercoles), pero el techo se fue como a las 7:00. Empezamos a llorar. Sentíamos cómo la casa empezó a desprenderse y abajo se escuchaban los muebles moviendose. No estaba preparada para que esto pasara. Amarre la casa y puse paneles en las ventanas, pero jamás pense esto’, dijo.

‘El ruido del viento fue una cosa horrible, horrible. Yo que había empezado a arreglar la casita con ilusión porque mi hijo venía a visitarme de Estados Unidos. Ahora, imagínate. Pero nada, a empezar de nuevo’, agregó resignada.

Con esta misma convicción, NotiCel encontró a Luz Nereida Montañez Santana, de 45 años, tambien del sector La Aldea. Ella se encontraba en el interior de su casa, junto con sus dos niños, Jovan Rivera, de nueve años, y Paola Martínez, de cinco, más otros cinco familiares.

‘Estábamos en el cuarto y todos tuvimos que meternos en el baño. Empece a gritar porque estaban los nenes…’, dijo, tras recordar que pasó Hugo, Hortensia y Georges, pero sin daños tan graves como este. ‘Para mí, fue un viento bastante fuerte, nos metimos al baño y escuchamos todo’, dijo.

Este barrio de Dorado quedó con el tendido electrico y los árboles en el suelo. Las inundaciones bloquearon varias calles y la comunicación estaba prácticamente bloqueada.

Durante el día del jueves, se vio una brigada de la Autoridad de Energía Electrica inspeccionando y removiendo ramas en una parte de la carretera 693, sin embargo, el mayor movimiento de remoción de árboles se dio de parte de ciudadanos que se unieron a las brigadas del gobierno.