Qué pasó hoy? (vídeo)
Domingo 25 de septiembre de 2011 – Campanas boricuas repican en Wall Street
Un día como hoy, hace 386 años, llegan a las costas de San Juan tropas holandesas bajo el mando del Comandante Boudewijn Hendricksz, conocido en el mundo hispano como Balduino Enrico con el objetivo de conquistar a Puerto Rico a nombre del Principado de Orange. En esa época, el Príncipe de Orange, a cargo de los rebeldes de los Países Bajos, se encontraba luchando contra España en lo que habría de constituir la primera guerra de independencia exitosa en la época moderna.
A su llegada aquel 25 de septiembre de 1625, este famoso espadachín, envió un comunicado al entonces gobernador de Puerto Rico, Juan de Haros, para que se rindiera y le entregara la isla. Ante la negativa del gobernador, comenzó lo que hoy en día llamamos la Batalla de San Juan, cuando Enrico invadió el área de la Puntilla, tomando rápidamente La Fortaleza, en el Viejo San Juan.
Para entonces, Haros había dado órdenes a los efectos de que se crearan grupos civiles de resistencia armada, los cuales lanzaron un contraataque a las tropas holandesas hiriendo al mismo Enrico, quien retó a duelo a un heroico oficial puertorriqueño, Juan de Amézquita, quien derrotó al mundialmente conocido virtuoso de la espada, Enrico Balduino. Mientras comenzaba la subsiguiente retirada holandesa, otro núcleo de resistencia boricua interceptó embarcaciones enemigas en el Puerto de San Juan. Balduino sufrió severas pérdidas que ascendieron a más de 300 hombres y varios buques de guerra. Ante estos sucesos, Enrico decide retirarse de San Juan, el 21 de octubre de 1625.
Según lo narra José Morales Dorta:
'Al asediar Enrico el Castillo de El Morro, el astuto Juan de Haro, almacenó nada menos que casabe boricua, maíz, frutas nativas, aceite, vino, aves, vacas y caballos de Borinquen. A esto hay que añadirle, que hombres y mujeres borincanas, unas a pie, otras a caballo o canoa; todos contribuían al desalojo del pirata holandés. ... De esta manera, el soldado hispano-boricua defendía su honor como hombre valiente. Pero más aún, defendía con mayor esmero la fe, confianza y ternura con que el boricua de tierra adentro le amaba y exponía su vida, junto a su familia, para expulsar al intruso invasor.'
Hasta aquí, compartimos una narrativa que es de conocimiento general. Lo que no se había divulgado hasta hoy es que la primera iglesia que se estableció en lo que hoy constituye la zona histórica de Wall Street, en Nueva York, habría de incorporar, como sus primeras campanas, aquéllas que se llevó de Puerto Rico el Comandante Enrico Balduino.
Así pues, la que aún continúa ostentando la primicia de ser la primera congregación protestante entre las que al día de hoy permanecen operando en Estados Unidos, convocaría a sus feligreses con campanas boricuas que nos arrebataron y llevaron en el presente es el Distrito Financiero de Nueva York, antiguamente Nueva Amsterdam, en Manhattan.
Resulta inevitable plantearnos que al sonar, cada mañana, las campanas que repican al abrirse el mercado donde asciende y se desploma el famoso Índice Dow Jones, no debemos pasar por alto que éstas son descendientes de campanas boricuas que en ese mismo vecindario fueron la primeras en doblar con la llegada de los europeos:
'busy building a horse-mill, over which shall be constructed a spacious room sufficient to accommodate a large congregation, and then a tower is to be erected where the bells brought from Porto-Rico will be hung.'
-Nicolaes van Wassenaer, uno de los fundadores de lo que hoy conocemos como Nueva York, escribiendo de las primeras campanas protestantes en repicar en la Isla de Manhattan (campanas que usurparon de Puerto Rico); 23 de septiembre de 1626
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