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Jueves, 3 de noviembre de 2011 - Nace el primer poeta boricua

Un día como hoy, hace 381 años, nació 'el primer poeta puertorriqueño' del que tengamos conocimiento: Francisco Ayerra de Santa María. Francisco nació en 1630, en la entonces ciudad de Puerto Rico, Isla de San Juan Bautista. Según ha ocurrido en otros países, los nombres que utilizamos para denominar nuestra ciudad capital y para nombrar nuestra nación, cambiaron con el pasar del tiempo. En el caso de nuestro país, Boriquén, los nombres de ambas se invertirían con el pasar del tiempo.

Francisco, quien luego se convertiría en sacerdote, debido a sus inclinaciones artísticas e intelectuales migró hacia México en donde se encontraba el centro cultural y educativo de la Nueva España. Es allí, en la Universidad de México, es donde el boricua Ayerra de Santamaría obtuvo el título de Derecho Canónico, y logra ordenarse como sacerdote. Eventualmente obtiene el cargo que lo lleva a asumir, desde el clero, la responsabilidad de decidir qué se publica y qué habrá de ser censurado en el centro de producción cultural e intelectual de mayor difusión en todo el hemisferio americano, Nueva España, la cual comprendía lo que hoy es México y gran parte de lo que compone a Estados Unidos.

Francisco se destacó por su obra poética. Con el poder de sus versos, este poeta puertorriqueño llegó a cautivar a algunos de los intelectuales más reconocidos en la historia de América, entrando así a la elite literaria y científica de su época en donde se encontraban intelectuales y personajes tales como Sor Juana Inés y Carlos Sigüenza y Góngora.

Resulta curioso que la amistad que entablara nuestro poeta con Sigüenza y Góngora, quien era un renombrado hisotoriador, literato y filósofo de su épcoa, se iniciara por medio de otro boricua: Alonzo Ramírez. Resulta pues, que Sigüenza y Góngora había escrito un libro titulado 'Infortunios de Alonzo Ramírez', en donde narraba la historia de Alonzo, otro puertorriqueño, quien se había embarcado en la aventura de dar la vuelta al mundo, saliendo desde San Juan y, luego de aventuras por todo el mundo, incluyendo Filipinas y la Amazona, terminando en México. Para ese entonces, este tipo de libro narrado de manera franca y cándida, generalmente se habría de prohibir, negando así su publicación de manera legal. Sin embargo, el boricua Francisco Ayerra de Santa María, quien concedía o negaba los permisos para publicación de libros desde el poderoso cargo de censurar cualquier obra o texto previo a publicación, tomó la inusual decisión de autorizar el texto y permitir que fuera a imprenta para publicación.

La admiración por Francisco Ayerra de Santa María por parte de los intelectuales Carlos Sigüenza y Góngora, así como de su amiga Sor Juana Inés de la Cruz, habría de perdurar hasta su muerte en 1708. Estos dos personajes solían describir a Ayerra de Santa María como: 'un admirable poeta, un filósofo que discierne, excelente abogado, gran orador y político de las cortes'.

En el día de hoy, en ocasión del 381 aniversario de su natalicio, celebramos la vida de Francisco de Ayerra de Santa María, distinguido poeta boricua quien en la incipiente diáspora y relativamente lejos de Puerto Rico, supo poner en alto el nombre de nuestra nación, no sólo mediante su obra literaria sino por la valiente decisión de no censurar la narración de las aventuras de su compatriota boricua, Alonzo Ramírez (quien en aquella época habló de 'mi patria', refiriéndose a San Juan de Puerto Rico), y a quien le habría de dar voz Carlos Sigüenza y Góngora:

'Es mi nombre Alonso Ramírez y mi patria la Ciudad de S. Juan de Puerto Rico, cabeza de la isla que en los tiempos de ahora con este nombre, y con el de Borriquen en la antigüedad, entre el seno mexicano y el Mar Atlántico divide términos. Hácenla célebre los refrescos que hallan en su deleitosa aguada cuantos desde la antigüedad navegan sedientos a la Nueva España, la hermosura de su bahía, lo incontrastable del morro [de San Juan de Puerto Rico], las cortinas y baluartes coronados de artillería que la aseguran. Sirviendo aun no tanto esto, que en otras partes de las Indias también se halla, cuanto el espíritu que a sus hijos les reparte el genio de aquella tierra [puertorriqueña] sin escacez a tenerla privilegiada de las hostilidades de corsantes, empeño es este en que pone a sus naturales su pundonor y fidelidad sin otro motivo cuando es cierto que la riqueza que le dio nombre, por los veneros de oro que en ella se hallan, hoy por falta de sus originarios habitadores que los trabajen, y por la vehemencia con que los huracanes procelosos rozaron los árboles de cacao que, a falta de oro, provisionaban de lo necesario a los que lo traficaban, y por el consiguiente al resto de los isleños se transformó en pobreza.'

-Carlos Sigüenza y Góndora, dando voz a las aventuras que le narra aquel boricua que al mundo le dio vuelta, según se plasmó en 'Infortunios de Alonzo Ramírez'

Para más información histórica, sigue a Hans Perl Matanzo y a Ana Gabriela González Oliva en Rico Puerto Rico.