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Martes 31 de enero de 2012 – La fundación oficial de Carolina, Puerto Rico

Un día como hoy, hace 155 años, se fundó el Municipio de San Fernando de Carolina, la cuna de figuras cimeras de nuestro Borinquen y nuestra América.

Entre éstas y otras que han alcanzado fama, se ecuentran Felipe Birriel ('El Gigante de Carolina'), William Omar 'Don Omar' Landrón Rivera, Fortunato Vizcarrondo, Rafael Sierra, Rafael Polaco, Jesús T. Piñero, Ángel Rivero, Modesto Rivera Rivera, Jesús María Sanromá y Ramón Mellado Persons.

No obstante, los carolinenses que más han trascendido son dos poetas de este pueblo cuya belleza y riqueza, la de este manantial y cantera de talento llamado Carolina, ha sido demasiadas veces olvidada. Una de estos poetas es conocida en Puerto Rico y en toda nuestra Iberoamérica: Julia de Burgos. No obstante, el otro poeta se dio a conocer más bien por sus habilidades en el diamante de béisbol y su inmortal corazón de humanista: Roberto Clemente.

Hoy, en honor a Carolina, rendimos tributo a estos dos Gigantes de Carolina, mediante sendos poemas que forman parte integral de la infinita riqueza cultural de Puerto Rico.

'Poema del Día de los Padres'

Quién soy yo?

Soy un pequeño punto en el ojo de la luna llena.

Sólo necesito un rayo de sol para entibiar mi rostro.

Sólo necesito una brisa de los Alisios para refrescar mi alma.

Qué más puedo pedir si sé que mis hijos realmente me aman.

-Roberto Clemente

Río Grande de Loíza!… Alárgate en mi espíritu

y deja que mi alma se pierda en tus riachuelos,

para buscar la fuente que te robó de niño

y en un ímpetu loco te devolvió al sendero.

Enróscate en mis labios y deja que te beba,

para sentirte mío por un breve momento,

y esconderte del mundo y en ti mismo esconderte,

y oír voces de asombro en la boca del viento.

Apéate un instante del lomo de la tierra,

y busca de mis ansias el íntimo secreto;

confúndete en el vuelo de mi ave fantasía,

y déjame una rosa de agua en mis ensueños.

Río Grande de Loíza!… Mi manantial, mi río,

desde que alzome al mundo el pétalo materno;

contigo se bajaron desde las rudas cuestas,

a buscar nuevos surcos, mis pálidos anhelos;

y mi niñez fue toda un poema en el río,

y un río en el poema de mis primeros sueños.

Llegó la adolescencia. Me sorprendió la vida

prendida en lo más ancho de tu viajar eterno;

y fui tuya mil veces, y en un bello romance

me despertaste el alma y me besaste el cuerpo.

A dónde te llevaste las aguas que bañaron

mis formas, en espiga de sol recién abierto?

Quién sabe en qué remoto país mediterráneo

algún fauno en la playa me estará poseyendo!

Quién sabe en qué aguacero de qué tierra lejana

me estaré derramando para abrir surcos nuevos;

o si acaso, cansada de morder corazones,

me estaré congelando en cristales de hielo!

Río Grande de Loíza!… Azul. Moreno. Rojo.

Espejo azul, caído pedazo azul de cielo;

desnuda carne blanca que se te vuelve negra

cada vez que la noche se te mete en el lecho;

roja franja de sangre, cuando baja la lluvia

a torrentes su barro te vomitan los cerros.

Río hombre, pero hombre con pureza de río,

porque das tu azul alma cuando das tu azul beso.

Muy señor río mío. Río hombre. Único hombre

que ha besado en mi alma al besar en mi cuerpo.

Río Grande de Loíza!… Río grande. Llanto grande.

El más grande de todos nuestros llantos isleños,

si no fuera más grande el que de mí se sale

por los ojos del alma para mi esclavo pueblo.

-Julia de Burgos

Para más información histórica, sigue a Hans Perl Matanzo y a Ana Gabriela González Oliva en Rico Puerto Rico.