Ante el bombardeo de preguntas de un incisivo y puntilloso abogado de defensa, así como las múltiples objeciones hechas por Fiscalía, Ana Cacho regresó hoy, viernes, en la mañana, al banquillo de testigo para ofrecer su testimonio en el segundo día de vista en alzada contra Luis Gustavo Rivera Seijo.

Al hombre mejor conocido como ‘El Manco’ se le imputa el asesinato en primer grado del niño Lorenzo González Cacho, que a sus ocho años falleció luego de un violento y misterioso incidente que se llevó a cabo en uno de los dormitorios de la residencia de Cacho a horas de la madrugada del 9 de marzo del 2010.

El contrainterrogatorio se vio fraccionado por las múltiples objeciones presentadas por Fiscalía, muchas de ellas orientadas a cuestionar la pertinencia de la línea de preguntas del abogado de defensa Mario Moczó respecto a las relaciones íntimas de Ana Cacho y las actividades sociales en las que participó luego del asesinato de su hijo.

De alguna forma emulando su enfrentamiento a la testigo en la vista preliminar pasada, Moczó preguntó a Cacho si sostenía una relación de pareja con Jesús Jenaro Camacho, con quien cenó en la tarde previo al trágico incidente, a la vez que sostuvo relaciones íntimas con William Marrero, el agente federal que esa noche compartió con Cacho en su residencia y se marchó a la 1:30 a.m.

Confrontado por la prensa sobre la línea de preguntas que ya en el pasado le trajo acusaciones de sexismo y visión prejuiciada, Moczó explicó que sus interrogantes se orientan a las versiones inconsistentes que puede haber dado Cacho a diferentes personas, lo que llama, según el abogado, a cuestionar su veracidad.

‘La gente se está fijando mucho en el sexo y olvida el hecho de que es una persona que es mendaz. Una persona que miente a los que conoce, a los que ama, por qué no le va a mentir a un tribunal, por qué no le miente a un agente o a ustedes que son desconocidos?’, preguntó.

‘En el tribunal se pueden traer hechos de veracidad o mendacidad… Entre los hechos que ella miente o dice versiones inconsistentes, lamentablemente hay un hecho que es sexual y que se va a preguntar independientemente del género’, sostuvo.

Entre las múltiples cuestiones que abordó durante su intervención,Moczóindagó sobre una cuchilla que se encontró en la residencia de Cacho luego del día de los hechos, que pertenecía alexesposode Cacho,AhmedAlíGonzález, aunque esta cuando la vio, pensó que pertenecíaa los investigadores forenses queescrutaronsu residencia.

La cuchilla, junto a las botellas de cerveza que bebió en la noche conMarrero, se le entregó al detective privadoMiltonRodríguez, quien más adelante le notificó que le habían robado ambas piezas. Asimismo, su psicóloga en un momento dado le notificó el robo del expediente que le había abierto el Departamento de Familia para evaluarla ante el caso de custodia de sus hijas.

Moczó también preguntó sobre las cadenas que ponía a las puertas mal instaladas de su residencia, por las cuales Cacho optó debido al miedo que le tenía a su exesposo, de quien estaba en ese momento separada en trámites de divorcio. Según la testigo, este se había probado violento, tenía evidencia de que la perseguía y había pedido una orden de protección.

Sin embargo, el día de los hechos, a pesar de que se encontró con su exesposo a la salida de su residencia, y tuvieron un intercambio de palabras donde le pidió que le avisara antes de aparecerse por esos lares, aquella noche no puso las cadenas. Lo confirmó. No hay forma de que alguien dijera lo contrario.

En su redirecto, la fiscal Maricarmen Rodríguez le dio la plataforma a Cacho para que aclarara la relación que existe entre su hija mayor y Arnaldo ‘Naldy’ Colón. La joven en un momento dado confesó haber escuchado la voz de Naldy en la residencia en la madrugada de los hechos, pero luego se retractó, asegurando que la Fiscalía de entonces la había presionado.

Cacho contestó que su hija y Naldy solo habían entablado contacto en dos o tres ocasiones, en una compra en Costco donde se toparon por casualidad previo a una actividad de la que Cacho sería anfitriona en su casa, así como en una ocasión en que le dio pon a Naldy de San Juan a Dorado. Más allá de eso, indicó, su hija no conocía al amigo de la infancia de la madre.

El abogado también preguntó sobre una actividad social que sostuvo Cacho aproximadamente un mes después de la muerte de su hijo. Dada la oportunidad para aclarar en el redirecto, Cacho explicó que se trataba de una actividad hecha por sus amigos con el propósito de que despejara. Relató que había pasado casi un mes encerrada en su casa, con las visitas estipuladas con las autoridades y las citas ordenadas para pruebas de ADN o de dopaje.

‘Le hicieron un ‘pool party’ a un mes de la muerte de su hijo… No la llevaron a la Iglesia’, preguntó Moczó y así terminó el testimonio de Ana Cacho ante las justificadas objeciones hechas por Fiscalía.