La muerte de la empleada del zipline de las Cavernas del Río Camuy, quien cayó al vacío el domingo tras presuntamente perder el equilibrio, avivó nuevamente el debate sobre si las instalaciones donde se practican deportes extremos deben recibir mayor regulación y supervisión por parte del Gobierno.

La hatillana María Lasardi Vázquez, de 32 años, se desplomó por un precipicio a más de 60 metros de altura. Fue trasladada al Hospital Pavía de Arecibo por el cuerpo de paramédicos, pero murió en el camino a causa de las múltiples heridas y fracturas provocadas por el accidente.

La investigación policíaca hasta el momento ha revelado que, al lanzar a una cliente de una punta del zipline, la funcionaria carecía del equipo de seguridad necesario, por lo que al perder el equilibrio, cayó al vacío. De haber contado con el equipo de anclaje, hubiese quedado suspendida en el aire.

‘Lo que te puedo decir hasta ahora es que fue un incidente y que en el incidente hay una negligencia cometida por la misma muchacha porque aparentemente ella tenía queestar amarrada, no lo estaba y sucedió lo que sucedió’, declaró la portavoz de la Policía en Arecibo, Wanda Vázquez.

La información fue corroborada por dos testigos oculares de los hechos: el esposo de la fenecida, quien se encontraba al otro extremo de la cuerda, y la persona a la que lanzaron. Así lo afirmó Vázquez, quien se encontraba de camino al Parque de las Cavernas del RíoCamuy, el cual se encuentra cerrado al público durante el día de hoy para propósitos de la investigación. El caso quedó citado para el jueves, a su juicio, la agente descarta que se acuse de negligencia a los operadores del parque.

No se trata del primer incidente de esta naturaleza. Hace un año, resonó el caso de la turista estadounidense de 56 años que falleció tras caerde un ziplineubicado en la Hacienda Campo Rico en Carolina. En aquella ocasión, el Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) asumió jurisdicción del caso para investigar la causa del incidente.