Más de 500 personas han muerto en el norte del estado de Río de Janeiro, en Brasil, a consecuencia de las inundaciones y deslizamientos de tierra que han causado las últimas lluvias.

Las autoridades esperan que la cifra se eleve considerablemente porque todavía no se sabe el número de desaparecidos.

Las poblaciones másafectadas sonNueva Friburgo, con 225 muertos,Teresópolis, con 223,Petrópolis, con 39, y Sumidouro,con19.

La presidenta Dilma Rousseff, que sobrevoló ayer la s zonas afectadas, calificóala situación como "dramática" y aseguró que vio "escenas muy fuertes" durante su recorrido.

El gobernador de Río, Sergio Cabral responsabilizó de parte de lo ocurrido a la mala administración de las ciudades y al crecimiento de los asentamientos marginales.

Buena parte de los muertos son de los estratos sociales más débiles y vivían en áreas no seguras.

Además de las víctimas mortales reportadas, las autoridades estiman que unas 10.000 personas han perdido sus viviendas.

La presidenta reiteró su compromiso con que las ayudas económicas a las víctimas de la catástrofe lleguen de "la forma más rápida y menos burocrática posible".

El gobierno anunció que dedicará unos 7.000 millones de dólares para labores de saneamiento y drenaje en todo el país.