Atacan ambulancias de la Cruz Roja en Libia
Dos ambulancias de la Media Luna Roja Libia fueron objeto de un ataque ayer en Misrata, en el oeste de Bengasi, donde dos voluntarios resultaron heridos y una de las ambulancias quedó totalmente destruida por el fuego.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) instó a los que recurren a la violencia a que acaten 'la obligación de respetar y proteger, en todas las circunstancias, al personal, las unidades y los establecimientos sanitarios, así como todos los vehículos que sean utilizados como ambulancias'.
La Cruz Roja recordó que según históricos acuerdos internacionales se debe permitir 'que el personal sanitario y, en especial, los voluntarios de la Media Luna Roja Libia, presten asistencia sin obstáculos y en condiciones de seguridad'.
La organización de ayuda en emergencias y guerras insistió en que el personal de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja 'debe ser respetado y debe tener garantías de que no correrá peligro al realizar sus actividades de socorro'.
El jefe del equipo del CICR en Bengasi, Simon Brooks, subrayó que 'es algo fundamental para nuestros colegas de la Media Luna Roja Libia y para nosotros. Los voluntarios están siempre dispuestos a realizar su trabajo, pero se les deben brindar las condiciones de seguridad necesarias'.
El CICR tiene actualmente 12 colaboradores en Bengasi, algunos de los cuales integran un equipo médico que, actualmente, visita zonas fuera de la ciudad, en cooperación con la Media Luna Roja Libia.
Desde que estallaron las revueltas ciudadanas en el mundo árabe, el viernes, día de la semana dedicado a la oración tradicionalmente, se ha convertido en una jornada de lucha y protesta contra los regímenes que se resisten a escuchar los reclamos de sus pueblos, como el de Muamar el Gadafi en Libia.
Agencias internacionales de noticias reportan hoy que mientras los combates que se suceden al oeste y al este del país magrebí, los sublevados contra la dictadura libia han convocado una serie de manifestaciones, que se prevén multitudinarias, en Bengasi, en poder de los rebeldes desde el 21 de febrero, y en Tripoli, bastión y última trinchera del dictador.
Los opositores exigirán, como hace una semana, la caída de Gadafi.
Hasta el momento, las protestas en Trípoli han sido silenciadas por la represión desplegada por el dictador para asegurarse el control de la capital tras el triunfo del alzamiento al este del país.
Mercenarios y paramilitares a las órdenes del coronel libio han sembrado el terror estas últimas dos semanas, en las que se han producido detenciones masivas, desapariciones y múltiples asesinatos.
Hombres armados patrullan en jeeps las calles de Trípoli para aplacar cualquier atisbo de protesta.
Reportes de Al Arabiya señalan declaraciones de testigos que aseguran que muchos cadáveres de represaliados y algunos heridos son sacados de los hospitales llevados a paradero desconocido.
Los pocos periodistas extranjeros que permanecen en Trípoli invitados por el régimen han sufrido hoy en primera línea de la dictadura y tendrán muy difícil cubrir las protestas.
Varios hombres armados les han impedido abandonar esta mañana el hotel donde se alojan, informó Reuters.
Poco más tarde, las autoridades han permitido la salida de los 130 periodistas, que han sido montados en varios autobuses para visitar puntos de la ciudad previamente seleccionados por el régimen.
Las presiones de organizaciones internacionales y algunas naciones como Estados Unidos se recrudecen contra Gadafi para que respete los derechos humanos de los manifestantes.