Israel clama venganza tras atentado
El atentado terrorista que mató a una persona e hirió a otras 39 cerca de un autobús en Jerusalem, no había sido reivindicada por nadie y la policía israelí seguía buscando indicios en la zona, pero en la calle hubo reacciones inmediatas y varios ministros exigieron represalias genéricas contra los palestinos.
'Venganza, muerte a los árabes', gritaban cientos de judíos ultraortodoxos que se aglomeraban junto a la estación de autobuses de Jerusalén, publica el diario español El País.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, intentó transmitir serenidad: 'Actuaremos con fuerza, responsabilidad y sensatez para mantener la calma y la seguridad'.
El regreso del terrorismo a Jerusalén, siete años después del último atentado con bomba, devolvió la ciudad a los momentos más negros de la segunda Intifada, cuando las matanzas eran casi cotidianas.
Toda la tensión bélica estaba concentrándose en Gaza, pero el atentado desvió la atención hacia Jerusalén oriental y Cisjordania, los territorios ocupados, e incluso hacia los árabes con residencia en Israel.
Quien dejó junto a la parada de la línea 74 una bolsa de viaje con unos dos kilos de explosivo y abundante metralla metálica no podía proceder de la Franja, con las fronteras selladas, sino de mucho más cerca. Los enemigos de una paz negociada con la Autoridad Palestina consideraron que la agresión demostraba la imposibilidad del diálogo, indica el diario.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y su primer ministro, Salam Fayyad, condenaron el atentado. 'Aunque no dispongo de información, expreso la repulsa más severa ante esta acción terrorista que se opone a nuestro plan de alcanzar la libertad por medios pacíficos', dijo Fayyad.
Los sectores más inflexibles del Gobierno israelí culparon, sin embargo, a la Autoridad Palestina. El viceministro de Asuntos Exteriores, Danny Ayalon, uno de los más fogosos partidarios de la colonización judía en Cisjordania, atribuyó el acto a 'la incitación' de las autoridades de Ramala.
'A principios de esta semana, los palestinos declararon públicamente que habían abandonado las negociaciones de paz y que se proponían actuar unilateralmente ante la comunidad internacional y declarar un Estado palestino sin el consentimiento de todas las partes', manifestó Ayalon, 'y ese abandono del proceso de paz supone una luz verde al terrorismo'.
La hora y el lugar del atentado contribuyeron a agudizar el impacto. Alguien dejó la bolsa con el explosivo en una cabina telefónica poco antes de las tres de la tarde en la central de autobuses, situada en la salida de la autopista entre Jerusalén y Tel Aviv. A esa hora, la estación de autobuses (con un barrio ultraortodoxo a sus espaldas) estaba repleta de niños y jóvenes que volvían de clase, con una gran presencia de religiosos que iban a la yeshiva (escuela religiosa) o volvían de ella.
El artefacto estalló con un autobús delante y perforó el lateral del vehículo, pero los heridos más graves fueron quienes esperaban en la parada. Una mujer de 59 años falleció poco después de ingresar en el hospital. Otras dos personas estaban graves anoche. El resto se consideraba fuera de peligro.