Hijo exfutbolista de Gadafi capturado en Níger
El Gobierno de Níger confirmó a Estados Unidos que capturó a uno de los hijos de Muammar Gaddafi, Saadi, y está evaluando qué hacer con él, dijo el lunes el Departamento de Estado estadounidense.
'Hemos confirmado con el Gobierno de Níger que Saadi cruzó (y) que están o en proceso o ya llevándolo a la capital de Naimey y tienen la intención de detenerlo', dijo la portavoz del Departamento de Estado Victoria Nuland. Saadi, el hijo exfutbolista de Muamar el Gadafi, entró ayer en Níger junto a otras ocho personas, según confirmó el Gobierno nigerino.
Saadi se une así a los otros tres de los ocho hijos Gadafi que han huido, Mohamed, Aníbal y Aisha, que se encuentran en Túnez, publica el diario español El País.
Poco antes de la llegada de Saadi Gadafi a Níger se supo que había sido arrestado en una casa de Trípoli el jefe de los servicios externos de espionaje Buzaid Dorda, en el barrio tripolitano de Zenata.
Las piezas del régimen van cayendo poco a poco, pero la ciudad Bani Walid ha resistido todos los embates. El sábado, a tres kilómetros de su centro, subido en una pick-up, el general encargado de la toma de la ciudad, Daw Jedik, explicaba que había unos 600 gadafistas muy bien entrenados plantándoles cara.
Los rebeldes solo habían sufrido dos bajas: un soldado cayó víctima de un cohete y otro bajo los tiros de un francotirador. Las bajas de los leales a Gadafi, ni les importaban, ni las habían contado. Pero la alegría del general y su tropa era innegable. Disparaban casi más tiros de celebración hacia el cielo que contra los gadafistas. Nunca se había permitido a la prensa acercarse tanto a Bani Walid. Parecía que en cuestión de horas el camino iba a quedar despejado al grito de 'Alá es el más grande'.
Pero de pronto, se aguó la fiesta de las conexiones en directo con los grandes canales de televisión. Sin saber exactamente de dónde procedían, empezaron a caer proyectiles de mortero cerca de donde se encontraban los periodistas. Los soldados apremiaron a los periodistas para que se metieran a toda prisa en los autos y los obligaron a retirarse diez kilómetros.
Lo que parecía un paseo triunfal de cuestión de horas se iba a prolongar unos días. La OTAN seguiría bombardeando las posiciones de los gadafistas y los rebeldes, tal como informó ayer el Consejo Nacional de Transición, aguardarían a que llegasen refuerzos de Misrata.
El asedio a Bani Walid pone una vez más en evidencia hasta qué punto la victoria de los insurgentes sería inconcebible sin la ayuda de la OTAN.