Log In


Reset Password
SAN JUAN WEATHER
Mundo

Nunca ha sido tan necesario ayudar

PARÍS - Médicos Sin Fronteras (MSF) cumple hoy cuatro décadas de ayuda humanitaria de emergencia, que le han valido un premio Nobel de la Paz y tras las que, firme en su propósito de aportar atención médica a víctimas de todo tipo de conflictos, recuerda que la ayuda 'es más necesaria que nunca'.

Se fundó en París el 21 de diciembre de 1971 por parte de un grupo de médicos y periodistas que habían vuelto de países como Nigeria o Bangladesh, y que, frustrados, se propusieron crear una organización capaz de prestar ayuda médica independiente o, de no ser posible, de usar su testimonio en favor de las poblaciones.

Uno de sus momentos más difíciles, según dijo a EFE la presidenta de MSF Francia, Marie-Pierre Allié, lo atravesó a mediados de los 90, cuando se dio cuenta en Ruanda de que 'no se puede parar un genocidio con médicos', y optó por retirarse de Zaire, donde habían acudido más de un millón de refugiados, consciente del desvío de la ayuda en refuerzo de los autores de la masacre.

La organización recuerda en su dossier de prensa que tiene pocas cosas que celebrar, porque 'el conflicto en Yemen o la crisis en Somalia o el trato inhumano dispensado por Europa a los civiles que huyen de la guerra en Libia (...) recuerdan mucho' a las emergencias en las que intervino en sus inicios.

Pero su presidenta en Francia se congratula, no obstante, de haber mantenido su independencia financiera, que le otorga la capacidad de decidir los países y necesidades en los que va a intervenir, y que en 2010 se reflejó en que de sus 813 millones de euros de presupuesto, un 93 por ciento partió de fuentes privadas.

En este tiempo se ha dado cuenta también de que es mejor no recurrir a la protección militar de sus cooperantes en países conflictivos, porque eso les pone en el punto de mira y cuestiona la independencia de su labor.

Dos de sus cooperantes, las españolas Blanca Thiebaut y Montserrat Serra, fueron secuestradas el pasado octubre en un campo de refugiados de Kenia, y aunque Allié subrayó que MSF está muy pendiente de su suerte, prefirió no pronunciarse como medida de precaución.

La organización añade no obstante que pese a los riesgos corridos la ayuda humanitaria independiente 'es hoy más necesaria que nunca', y apunta que de cara al futuro afronta las consecuencias de conflictos políticos o epidemias, y de manera también destacable y creciente, las de las catástrofes naturales.

No dispone de cifras que engloben estos 40 años de dedicación, pero solo en 2010 atendió a siete millones de pacientes, intervino mediante 427 proyectos en 80 países, la mayoría de ellos en África, y contó con 30.000 trabajadores y con cinco millones de donantes.

La organización persigue ahora preservar su imparcialidad y apunta que no hay fisuras en su intención de negociar espacios de trabajo y de cuidados, para acceder 'a las poblaciones más desfavorecidas y afectadas por las crisis'.

Una mujer somalí sostiene a su hijo malnutrido en una clínica gestionada por Médicos sin Fronteras (MSF) en el campamento Dagahaley, uno de los tres campamentos que forma parte del campo de refugiados
Foto: