El ex 'candidato de la esperanza' que busca la reelección
Cuando en febrero de 2007 el entonces senador Barack Obama anunció que buscaba la nominación presidencial demócrata tenía pocas opciones de ganarla, pero cinco años después aspira a la reelección, aunque sin ser ya el candidato de la esperanza y con varias promesas pendientes.
Solo tres años después de haber entrado en la política nacional con su elección como senador por Illinois, el 10 de febrero de 2007 Obama anunció formalmente durante un mitin en Springfield que quería ser el candidato demócrata para las elecciones presidenciales de 2008 en EE.UU.
Entonces comenzó una dura contienda que terminó siendo un mano a mano con Hillary Clinton, senadora y exprimera dama, y que él ganó contra todo pronóstico, impulsado por la mezcla entre su carisma, el entusiasmo popular que despertó y una campaña que supo usar muy bien el potencial de Internet y, en particular, de las redes sociales.
Obama fue el candidato de la esperanza, del 'Yes We Can (Sí Podemos)', y su victoria en noviembre de 2008 frente al republicano John McCain emocionó al mundo.
El 20 de enero de 2009 juró como el presidente número 44 de EE.UU., el primero de raza negra en la historia del país, ante dos millones de personas.
Si cuando asumió la presidencia la popularidad de Obama rondaba el 70 %, ahora está por debajo del 50 % y la decepción de muchos votantes por lo que no ha hecho en su primer mandato se deja sentir en un contexto de alto desempleo y con una recuperación económica todavía débil.
Lo que sí ha hecho, después de haberlo prometido en campaña, es terminar con casi nueve años de guerra en Irak, que le costó a las arcas públicas más de 800.000 millones de dólares y acabó con la vida de más de 4.400 soldados estadounidenses.
Además, en mayo de 2011 Obama se anotó un importante éxito con la operación militar encubierta que mató en Pakistán al jefe de la organización terrorista Al Qaeda, Osama bin Laden.
Pero, para un Nobel de la Paz como él, galardonado en 2009 por sus 'esfuerzos extraordinarios por reforzar la diplomacia internacional', la paz en Oriente Medio sigue siendo una importante asignatura pendiente.
Tampoco ha podido cerrar la prisión de Guantánamo (Cuba), en parte por la negativa del Congreso a aprobar fondos que permitan trasladar a los presos a territorio estadounidense y también por las reticencias de otros países a recibirlos.
La tensión creciente con Irán, sin descartar la opción militar para evitar que ese país desarrolle un arma nuclear, y la preocupante situación en Siria están marcando la parte final de su primer mandato en cuanto a la política internacional.
En el ámbito interno Obama logró sacar adelante en 2010 la ansiada reforma del sistema sanitario, que hace obligatorio el seguro de salud para todos los ciudadanos, pero ha dejado totalmente aparcada otra muy esperada: la migratoria.
Para tratar de superar la crisis económica, en su apogeo cuando llegó a la Casa Blanca, promulgó en febrero de 2009 un Plan de Estímulo, dotado con 787,000 millones de dólares, y prometió reducir a la mitad el déficit fiscal para 2013.
Además, en octubre pasado presentó un plan valorado en 447.000 millones de dólares para reducir el alto desempleo, que preocupa aunque ha ido bajando en los últimos meses, hasta ubicarse en el 8,3 %.
Ese plan y muchos otros se han tropezado con la oposición del Congreso, donde desde hace un año los republicanos tienen mayoría en la Cámara de Representantes.
La oposición republicana a aprobar el presupuesto federal para el año fiscal 2012 estuvo a punto de llevar en agosto al gobierno federal a la suspensión de pagos, pero se logró un pacto político de última hora que lo evitó, aunque no impidió que Standard and Poor's rebajara por primera vez la calificación de la deuda estadounidense.
La polarización en el Congreso, con sectores republicanos influidos por el movimiento derechista Tea Party, ha dejado muy poco margen de maniobra a Obama en los últimos meses. Hasta noviembre será cada día un poco más candidato demócrata que presidente.