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Obama: La derrota de Al Qaeda 'está al alcance'

El presidente de EE.UU., Barack Obama, se dirigió hoy al pueblo estadounidense para asegurar que la derrota de Al Qaeda 'está al alcance' y una década de guerras llega a su fin, en un discurso desde Afganistán, a donde viajó por sorpresa en el primer aniversario de la muerte de Osama Bin Laden.

Desde la base militar de Bagram, en las afueras de Kabul, y sobre un fondo de tanques y la bandera estadounidense, Obama habló por espacio de doce minutos al pueblo estadounidense para asegurar que tras diez años bajo 'la oscura sombra de la guerra', 'podemos ver la luz de un nuevo día en el horizonte' en Afganistán.

El presidente aprovechó el primer aniversario de la muerte del líder de la red terrorista Al Qaeda, a manos de comandos estadounidenses en Pakistán, para recordar a los ciudadanos estadounidenses por qué comenzó la intervención en el país asiático y defender su estrategia.

'Fue aquí, desde dentro de estas fronteras, que Al Qaeda lanzó los atentados que mataron a casi 3,000 hombres, mujeres y niños inocentes', apuntó.

Diez años más tarde, declaró, derrotar a la red terrorista Al Qaeda, 'está al alcance' de la mano. 'Nuestra meta es destruir a Al Qaeda y estamos en camino de conseguir exactamente eso', reiteró.

Ya se han retirado 10.000 soldados estadounidenses y para septiembre lo habrán hecho otros 23.000. La meta es completar la retirada en 2014, cuando Afganistán se hará cargo por completo de su seguridad.

La salida no será completa. Hoy, Obama y el presidente afgano, Hamid Karzai, firmaron un acuerdo de alianza estratégica que entrará en vigor ese año y durará una década, y abre la puerta a la presencia de tropas estadounidenses para tareas de formación de las fuerzas afganas y de lucha contra el terrorismo.

Pero, subrayó el presidente, 'ni construiremos bases permanentes ni patrullaremos sus ciudades y montañas'.

En una respuesta a las críticas, especialmente del lado republicano, que le han acusado de planear un calendario de retirada excesivamente rígido, Obama replicó que 'nuestra meta no es construir un país a imagen y semejanza de EEUU, o erradicar hasta el último vestigio de los talibán'.

Los afganos quieren 'establecer su soberanía plena y crear una paz duradera. Eso requiere un calendario claro para poner fin a la guerra', indicó.

Al mismo tiempo, explicó, la retirada no debe ser precipitada, de modo que Afganistán tenga tiempo de estabilizarse y no se pierda todo lo ganado.

'No mantendré a soldados estadounidenses en situación de peligro ni un día más de lo necesario para nuestra seguridad nacional, pero debemos acabar el trabajo que empezamos en Afganistán y concluir esta guerra de manera responsable', declaró.

Ahora que concluye, consideró, ha llegado 'el momento de renovar Estados Unidos'.

En total, el presidente estadounidense permaneció apenas unas seis horas en territorio afgano, en la tercera visita de su mandato.

Además de dirigirse a los ciudadanos y de firmar el acuerdo de alianza estratégica, el presidente también se dirigió a las tropas estadounidenses destinadas en el país asiático, a las que afirmó que habrá 'padecimientos, dolores y dificultades en el futuro, pero ya se ve la luz al final del túnel gracias a los sacrificios que ustedes han padecido'.

Según indicaron altos funcionarios estadounidenses que hablaron bajo la condición de anonimato, el momento del viaje dependió de las negociaciones acerca del acuerdo de alianza estratégica y el deseo de ambos presidentes de firmarlo antes de la cumbre de la OTAN que se celebrará este mes en Chicago.

El pacto suscrito hoy abarca tanto las áreas de comercio y economía como de seguridad y gobierno.

Aunque deja abierta la puerta a la permanencia de tropas, no fija un número para ese contingente, algo que quedará para un acuerdo complementario entre ambos gobiernos.

La visita del presidente estadounidense a Afganistán se produce después de una serie de tensiones en los últimos meses entre ambos países a raíz del asesinato de 17 civiles afganos por parte de un soldado estadounidense y la quema de Coranes en Bagram, que desató una ola de violencia en el país.

A ello se suma también un intenso intercambio de disparos de armas de fuego en el área diplomática de Kabul en abril.