Oviedo (España) – El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja logró hoy el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2012 por prevenir y aliviar el sufrimiento humano, proteger la vida y hacer respetar la dignidad de las personas.
El jurado del galardón, fallado hoy en Oviedo (norte), destacó que se trata de una de las redes humanitarias más grandes del mundo que busca esos objetivos ‘especialmente en tiempos de conflicto armado y en situaciones de crisis y necesidad’.
‘La Cruz Roja y la Media Luna Roja y sus voluntarios salvan vidas, protegen los medios de sustento, apoyan la recuperación después de desastres y crisis, posibilitan una vida sana y segura y promueven la inclusión social y una cultura de no violencia y de paz’, señaló.
Presentes en 187 países y con más de cien millones de voluntarios, ‘sus principios fundamentales de humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariado, unidad y universalidad han guiado todas sus actuaciones desde su creación en 1863’, añadió.
El jurado del galardón, el sexto que se falla este año de los ocho que concede la Fundación Príncipe de Asturias, valoró igualmente la actuación de Cruz Roja en conflictos armados como Siria, Libia y Somalia y en desastres naturales como los que asolaron Haití, Indonesia y Japón.
Considerada la mayor red humanitaria del mundo, la misión de Cruz Roja, que había sido candidata a este galardón y al de la Concordia en varias ocasiones, es prevenir y aliviar el sufrimiento humano, proteger la vida y la salud y hacer respetar a las personas en tiempo de conflicto armado y en otras situaciones de urgencia.
Su germen se gestó cuando Henry Dunant, tras la batalla de Solferino (Italia) en 1859, organizó a la población para socorrer a más de 40.000 personas que yacían muertas o heridas sin atención alguna y propuso crear sociedades nacionales de socorro para ayudar a heridos en combate, lo que marcó el camino hacia los futuros Convenios de Ginebra.
En 1863, Dunant, que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1901 junto a Fréderic Passy, y otros cuatro ciudadanos de Ginebra fundaron el Comité Internacional para el Socorro de los Heridos que más tarde daría lugar al Comité Internacional de la Cruz Roja.
Un año después doce gobiernos adoptaron el primer Convenio de Ginebra que garantizaba la ayuda a los heridos en el campo de batalla y definía los servicios médicos como neutrales.
El Movimiento Internacional evolucionó hacia las tres líneas de trabajo que afronta en la actualidad, la acción humanitaria con las víctimas de los conflictos bélicos, de desastres naturales y de otro tipo en tiempo de paz, y la acción preventiva y en favor del bienestar social y de la calidad de vida.
Al galardón, dotado con 50.000 euros y la reproducción de una estatuilla de Joan Miró, optaban 33 candidaturas procedentes de 27 países, entre otras, la expresidenta chilena Michelle Bachelet, Transparencia Internacional y la oceanógrafa Sylvia A. Eearle.
En el palmarés del galardón figuran mandatarios como Belisario Betancur, Raúl Alfonsín, Óscar Arias, Javier Pérez de Cuéllar, Nelson Mandela, Mijail Gorbachov, Fernando Henrique Cardoso, ‘Lula’ da Silva, Isaac Rabin y Yaser Arafat, así como el filántropo neoyorquino Bill Drayton.
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