El Gobierno alemán anunció que aumentará en un 7% el importe de los prestamos estudiantiles (BAföG) con los que centenares de miles jóvenes financian sus estudios superiores en el país y que se ampliará el número de posibles beneficiarios, para garantizar la igualdad en el acceso a la universidad.

La cifra de universitarios aumenta cada año en Alemania, pero diversos estudios muestran que, en las familias donde los padres no tienen estudios superiores, sólo el 23 % de los hijos decide ir a la universidad.

En la actualidad alrededor de 630,000 jóvenes financian sus estudios superiores gracias a estos créditos a interés cero, que tendrán que comenzar a devolver a plazos cinco años después de acabar la carrera o antes si encuentran un trabajo indefinido.

La reforma de los prestamos estudiantiles presentada hoy por la ministra de Educación, Johanna Wanka, se pondrá en marcha de forma efectiva en otoño de 2016, en aplicación de los acuerdos alcanzados entre el bloque conservador de la canciller Angela Merkel y los socialdemócratas al suscribir el pacto de coalición.

Junto a la subida del importe de los préstamos, aumentará la ayuda adicional para el pago de la vivienda que reciben los estudiantes que no residen con sus padres, para intentar compensar los altos alquileres en muchas ciudades universitarias.

Además, con el objetivo de ampliar el número de posibles beneficiarios, se elevará el mínimo de ingresos familiares que permiten tener acceso a estos créditos.

En la actualidad un estudiante con BAföG recibe de media 448 euros mensuales y la cantidad máxima, que incluye la ayuda de vivienda para quien no resida con sus padres, se sitúa en los 670 euros, cifra que se elevará a 735.

La última subida del importe de los préstamos tuvo lugar en 2010, cuando la coalición entonces en el gobierno, compuesta por conservadores y liberales, aumentó un 5 % el importe de los créditos.

Las mejoras en el sistema de préstamos se incluyen en una reforma más amplia por la que el Gobierno federal asumirá a partir del año próximo el pago de las BAföG que hasta ahora sufragan los ‘Länder’.

Los 1,170 millones de euros que dejarán de destinar a ese fin deberán dirigirse a mejorar la financiación de la red escolar.