El papa abogó hoy por «un salario universal, para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida» y por «la reducción de la jornada laboral», como medida para un mayor acceso de todos al trabajo.
«Este sistema, con su lógica implacable de la ganancia, está escapando a todo dominio humano. Es hora de frenar la locomotora, una locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo. Todavía estamos a tiempo», aseguró el pontífice , en un mensaje con motivo del IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares.
En él subrayó la necesidad de cambiar el actual sistema socio-económico y pidió a gobiernos, políticos, empresas y líderes religiosos que ayuden en este objetivo, al tiempo que exigió «la liberación de las patentes» de las vacunas, la condonación de la deuda de los países pobres y el cese de la destrucción de «bosques, humedales y montañas», por parte de las grandes corporaciones extractivas; de la contaminación de ríos y mares, y de la intoxicación «de pueblos y alimentos».
Solicitó asimismo que a los países poderosos que cesen las agresiones: «No al neocolonialismo», dijo, y añadió que debe ser la ONU la instancia para resolver los conflictos porque «ya hemos visto cómo terminan las intervenciones, invasiones y ocupaciones unilaterales, aunque se hagan bajo los más nobles motivos o ropajes».
Pidió a los gobiernos y políticos, que «trabajen por el bien común», se cuiden de «escuchar solo a las élites económicas» y «sean servidores de los pueblos que claman por tierra, techo, trabajo y una vida buena» y a los líderes religiosos que «nunca usemos el nombre de Dios para fomentar guerras ni golpes de Estado».
También se refirió a «las protestas por la muerte de George Floyd». «Está claro que este tipo de reacciones contra la injusticia social, racial o machista pueden ser manipuladas o instrumentadas» pero «ese movimiento no pasó de largo cuando vio la herida de la dignidad humana golpeada por semejante abuso de poder».
Mencionó «medidas concretas que tal vez permitan algunos cambios significativos», como «la integración urbana, la agricultura familiar, la economía popular. A estas, que todavía exigen seguir trabajando juntos para concretarlas, me gustaría sumarle dos más: el salario universal y la reducción de la jornada de trabajo».
Reivindicó asimismo «un ingreso básico (el IBU) o salario universal, para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida», así como un análisis serio de la reducción de la jornada laboral como elemento redistributivo de la carga de trabajo entre la población.
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