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Música

El sorprendente parto músical que dejó el huracán María

En medio de las vicisitudes causadas por el ciclón en 2017, el compositor boricua Alfonso Fuentes Colón -limitado a un teclado portátil de batería y a una linterna de cabeza para alumbrar el papel- logró crear una singular obra clásica, que incluye desde aplausos a música caribeña.

Alfonso Fuentes Colón durante un ensayo de su obra, que se estrenó durante el Festival Casals.
Foto: Redes

Puede decirse que fue un "parto" para el puertorriqueño Alfonso Fuentes Colón componer en medio de la devastación causada tras el paso del huracán María, el 20 de septiembre de 2017, pero esa obra gestada en tiempos de "vacío e incertidumbre" se transformó en una sorprendente manifestación de esos tiempos sombríos, pero finalmente esperanzadores.

En esos días, Fuentes Colón hacía lo que podía después de prometer a los árboles caídos que les escribiría una obra musical como agradecimiento "por haber enfrentado la furia de los vientos, como un abrazo amoroso y un homenaje a su presencia vital en la naturaleza-mundo", por lo que al atardecer componía utilizando un pianito portátil de juguete, de batería, y una linterna de cabeza ("headlamp") para alumbrar el papel donde componía, porque oscurecía muy temprano.

Así nació "Oda a los árboles caídos", el primer movimiento del concierto número 1 para clarinete y Orquesta, que tuvo su estreno en el Festival Casals y que comenzó a componerlo "tres o cuatro días después del huracán. Comencé a escribir esta obra con un pianito chiquito de batería, de juguete, y una lamparita de cabeza. Lo que estuve escribiendo ese día fue el primer movimiento. La partitura de piano contiene toda la información que más adelante vas a orquestar, así que me fue bien rápido hacer eso".

Sobre su dedicatoria a los árboles caídos, comentó que "eso fue lo que yo vi al principio. Yo no sabía del resto de la devastación , no teníamos noticias de nada, nuestros celulares no tenían baterías, pero lo que yo vi fueron los árboles caídos. Todo lo que veía a mi alrededor era eso y decidí, en un momento de sensibilidad, darle las gracias a los árboles por enfrentar a los vientos y por lo valiosos que son por el cambio climático. Y porque son resilientes y sabía que se iban a enderezar más rápido que nosotros, los seres humanos. Y mientras hacía la composición, sabía que la composición era para ellos, no para el público ni para complacer a nadie. Yo soñaba que la pieza se tocara al frente de una arboleda gigante. Ese es mi sueño. Porque esta composición es para ellos".

El segundo movimiento, "Metáfora del pueblo", llegó un poco después: "Fue cuando estábamos en el transcurso de levantarnos, que ya había movimiento, esperanza, algunos estaban contentos porque la naturaleza y los árboles empezaban a reverdecer… A pesar de todas las bajas que había habido, se vivía un sentimiento de volver a la normalidad. Eso lo interpretó con un movimiento de la música tropical, con esencia de la calle de Puerto Rico. Es un movimientos un poco más alegre que el primer movimiento, a pesar de que había momentos también de aparente tristeza o de esperanza o desesperanza interrumpidas, así que hice eso basado en mi obra Prikitín Pin Pon y en uno de los tres movimientos que tiene la obra Voces de barrio (que fue nominada a un Latin Grammy como mejor composición)".

En cuanto a lo inusual de incluir al clarinete como protagonista de la obra, la música tropical e incluso los aplausos (que realizan los músicos y son parte de la composición, Fuentes Colón contó que "en la medida que iba haciendo el trabajo, venían a la mente frases de clarinete. Y pensando en la técnica de Oskar, que conozco y que hemos viajado juntos muchas veces a muchos países, creo que el instrumentista más cercano que tengo, la técnica que mejor conozco y un instrumento que pueda representar a los árboles, era un instrumento adecuado por su versatilidad de sus registros, por la potencia que podía alcanzar y porque era un reto meterlo en una orquesta gigantesca para un clarinete, que eso no es usual. Eso no es usual".

En el tema de los aplausos, consideró que es un elemento "popular en la cultura del Caribe" y los incluyó "como una forma de alegría, como algo positivo, para tratar de alegrar un poquito la situación, y como una manera de interpretar la alegría de mucha gente, de los árboles que empiezan a florecer, a desarrollarse y a ser resilientes, como esperábamos. Los aplausos son inusuales en una obra de música clásica. No es que no existan, pero son inusuales, así como la orquestación gigantesca. Se usan más en las composiciones que tienen elementos de flamenco, pero en ese sentido, no como esto".

Respecto de la música caribeña presente en la composición, el pianista y compositor nacido en 1954 en Santurce explicó que "la clave 2-3 aparece desde el principio del segundo movimiento, lo que pasa es que está puesto de muchas formas, a veces está bien expuesto otras no, subyacente. Van y vienen y están presente en el segundo movimiento. La pieza original se basa en el son 2-3, pues ya hay elementos de esa clave, la estructura ya está metida dentro de la melodía.Yo desarrolle todo eso y el uso de la clave".

"¿Por qué incluir estos elementos inusuales? Trato de que cada composición, en lo posible, tenga elementos que puedan ser considerados como una aportación, ya sea en la armonía, en el ritmo, en la instrumentación, en la orquestación, en la forma. Y ando en la evolución estética, como otros compositores, otros pintores y otros poetas. La música va evolucionando. Antes mi música era sumamente disonante, atonal, bien densa. Y ha ido modificándose con el tiempo. En esta particular obra, pensé en comunicarme con el pueblo, no traté de pensar de otra manera que no sea un sentimiento sincero de comunicación con el pueblo, con recursos que pueda ser entendido por ese pueblo o que pueda considerarlo. Es de ellos y ellas. Además, después del huracán María, en todos los conciertos que yo hago de piano, en todos dedico una parte para recordar a los fallecidos y mandarle solidaridad a sus familiares. Lo he estado haciendo todo el tiempo porque hay cosas que no podemos olvidar, que hay que decirlas y recordar".

Fuentes Colón es un portento musical que ha acompañado a artistas y orquestas diversas, como Ednita Nazario, Lucecita Benítez, Carmita Jiménez y Yolandita Monge, además de haber tocado con Glenn Monroig, Antonio Cabán Vale ("El Topo"), Chucho Avellanet, Danny Rivera y Wilkins.

Ha sido pianista de Santos Colón, Andy Montañez, Gilberto Santarrosa, Willie Colón y Willie Chirino, así como de José Luis Rodríguez ("El Puma"), Sandro, José José, Emmanuel y Marco Antonio Muñiz, entre otros.

También ha sido parte de orquestas como las de Pedro Rivera Toledo, Jorge Laboy, Quique Talavera, Ito Serrano, Babó Jiménez, Tony Sánchez Prado, Iris Chacón, Amuni Nacer y Gina María Hidalgo, junto con la Orquesta Panamericana de Lito Peña y y la de César Concepción.