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SAN JUAN WEATHER
Opiniones

El mayor circo finalmente llegó a Washington

Columna de Víctor García San Inocencio.

El licenciado Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Archivo/Juan R. Costa

Washington, Distrito de Columbia, es cosa seria, pero su política corrupta hasta lo abismal a causa del intercambio de influencias y pulguero de intereses poderosos ---y de otros que colectan las sobras del piso--- convierte en falsos todos los reclamos de democracia que se vociferan al mundo desde allí, en un ejercicio del poder económico y político que aprisiona a ese país. Tan afectados están el rumbo a la equidad y el bien común a causa de ese epicentro de la avaricia, que los monumentos de mármol que allí evocan la justicia, la igualdad y la libertad, son como lápidas enormes sobre la tumba de un sueño que no arrancó de salir del cascarón y se tornó en pesadilla. Que el mundo entero sea afectado por las decisiones que suelen ser trágicas que se toman allí, y que Puerto Rico sea parte de ese mundo ---y para colmo colonia de ese imperio decadente--- es probablemente la penuria más dura que toque a una nación que es distinta en cultura, idioma, valores, costumbres, tradiciones, formas de ser, de querer, saber, sentir, ser solidarios y orgullosa de su autenticidad.

La enumeración anterior que se queda corta, corresponde a valores intangibles del espíritu y de la especie humana que nos hacen diferenciarnos y al mismo tiempo permiten que aspiremos a fundirnos desde nuestros propios pies y conciencia con los pueblos y las personas de buena voluntad de todo el mundo. Esos valores intangibles nada tienen que ver con ser pobres o ricos materialmente, ni con lo que se reclama, exige o mendiga en dólares del imperio estadounidense, quien sabe bien qué nos debe y ha extraído mucho más aún, en términos materiales y espirituales de Puerto Rico. Pues si aprisionar a una persona sin causa es un crimen de la mayor bajeza, aprisionar a todo un pueblo, una nación, en la jaula del colonialismo y apropiársela durante 123 años, y del destino de ese Pueblo, es el mayor crimen imaginable.

Desafortunadamente, la caverna en la colonia es profunda, y la mayor parte de la gente aunque ya se atreve a mencionar el vocablo, sin que lo persigan o lo carpeteen como antes, no entiende realmente lo que es el colonialismo a causa del atrofiamiento que ha sufrido por sobrevivir entumecida dentro de la jaula.

Como cosa natural ---a su historia de rapiña frente a tantos pueblos originarios, vecinos y lejanos--- los EE UU ni entienden, ni pueden ver como "iguales" a los puertorriqueños, no porque no sepan lo que la igualdad es, pues han escrito la enciclopedia de la desigualdad y la inequidad, sino porque no la conciben, ni la quieren, ni es objeto de negociación o truculencia en cuanto a los puertorriqueños y los demás Pueblos a los cuales degradan y explotan. Lo que los EE UU cree que es su ser, no se siente, ni es compatible con el de una nación orgullosa que se les diferencia, y que se resiste de muchas formas también intangibles a ese aprisionamiento en la jaula. "Ellos" saben que no somos ellos, aunque saben que equivocadamente muchos creen en Puerto Rico que "son ellos", o como ellos. Los estadounidenses entienden mejor la radical incompatibilidad política, mientras en Puerto Rico muchas personas no, ya que han sido inducidas a creerse tal compatibilidad política y cultural, por varias generaciones por los rentistas e intermediarios de vocación trepadora que se alternan en lo que llaman tan extraviadamente el gobierno y su control.

Cuando se aprobó en jerigonza la ley de los delegados o cabilderos a Washington ---fruto de una política degenerada, del contubernio de la administración PNP y de tres gobernadores--- la sustituta, el golpista y el fugitivo en retorno--- nadie creyó que una broma de mal gusto como esta fuese en serio, o que se fuese a llevar a cabo. El antiguo golpista electo en noviembre pasado ---parece que ha pasado una década de devastación---por menos de un tercio de los votos, no sólo le dio curso a la key, sino también recursos, que la legislatura denegó y que aún la ilegítima Junta de Supervisión Fiscal objetó.

El gobernador actual, traqueteó-reasignó partidas presupuestarias y alistó los fondos millonarios para la elección de delegados, sus sueldos y gastos. Los componentes del circo fueron puestos en sus cargos, con una participación ocho veces menor que el menguado tercio del voto a gobernador que éste obtuvo. Ello con prácticas de voto telefónico donde sólo faltó el telepático, o nadie se quejó, con los que se eligieron 5 delegados y otro postizo. Este último quien para no ser residente, resultó que había hecho la representación de tener varias residencias en varias jurisdicciones al mismo tiempo, y estaba inscrito para votar en dos de estas. Ese mismo ex-gobernador fugitivo que se ganó en la silla testifical bajo juramento el calificativo de mendaz ---palabra que se utiliza para describir a un mentiroso, algo que sabíamos--- resultó "electo", más bien certificado, porque el ordenamiento en una anomalía procesal, ahora permite hasta que no importa si un candidato vive en el polo norte o en la China, si los electores escriben su nombre en la papeleta. podría ser electo y ocupar el cargo de delegado al mayor circo de Washington.

Como camuflaje o distracción para que no viéramos cómo se desmantelaba y repartía el bacalao de lo público en contrataderas, privatizaciones y "lambimientos", a diestra y super diestra, el libreto bufo de los delegados cabilderos al D.C., habrá que admitir que fue ingenioso. Otra cosa es la puesta en marcha de la obra circense o del circo; su montaje y todo lo que ha comenzado a caer del techo y a desprenderse de las aspas de los abanicos; los debates intestinos a lo Minga y Petraca entre las delegadas que con finura y primor han sacado sus "delegarras" para destajarse. ¿Y la estadidad? Bien, gracias. Ya aparecieron esta semana algunos de los informes trimestrales de las gestiones realizadas" por los delegados-cabilderos. Nunca se había visto un compendio de tanto ridículo y mojigangas tratando de justificar el sueldazo, para no hablar de los gastos a juzgar por el contenido de algunos. Frente a esta farsa desglosada uno añora la racionalidad de los Tres Chiflados. De hecho, el epítome de la racionalidad en lucidez política temporal parece ser Doña Miriam, la excluida de la elección a delegada por no conseguir las peticiones, quien ha visto cómo, décadas de sus esfuerzos por la estadidad en Washington, han sido convertidos en un bagazo y en una bachata por las delegadas. Me disculpo por mencionar sólo a las delegadas, nada hay de ánimo machista. Es que hay un delegado que no se oye, aunque f y del otro, Ricky, "Tú sabes", como dice Yadier en el anuncio de la compañía de seguros.

Todos los rayos y centellas caen en estos días en una delegada que escribió un informe como de doscientas páginas y que ha pedido que se desmantele y se ponga fin al disparate de la "delegación". Ha señalado como ¿corrupto? al gobernador, quien según esa delegada ha permitido conducta, y lo que uno llamaría hacinamiento de corruptos y de prácticas corruptas en su Administración ---huele a plantilla laboral secreta de LUMA--- u otras acciones u omisiones. Denuncia la delegada que Ricky está utilizando este proceso para realzarse y regresar a la política en Puerto Rico ---nunca se fue, dejó sembrado y casi intacto todavía a buena parte de su gabinete--- con la anuencia del actual gobernador y de la anterior.

Francamente, por vergüenza ajena, propia, cósmica o universal debiera el PNP promover el desmantelamiento de este super-circo. Superar el circo del gobierno federal sería una proeza alcanzable con este "embeleco" y elenco, pero debe suspenderse, aunque cesen de seguir alejando la estadidad más allá de lo inalcanzable.

Debe detenerse esta costosa y millonaria pantomima que desprestigia al país antes de que los demás delegados desglosen en su informe trimestral de tareas como Doña Mayita, que se han familiarizado con el Metro para llegar en el subterráneo al Capitolio federal. Magnífica metáfora de toda la gestión, pues subterránea y "penepamente" se aprobó la ley, así "los eligieron" y certificaron para llegar a Washington. Sobre el Metro, la culpa es de Pesquera que no hizo un tren urbano en Ponce.

Uno añora cuando Mr. Smith en aquella película de Frank Capra del 1939, Mr. Smith goes to Washington, que protagonizó Jimmy Stewart, llega al Senado lleno de idealismo romantizado y que contradiciendo a los intereses que lo colocaron en el puesto, logra detener con un largo discurso de filibusterismo, la ley de unos inversionistas y desarrollistas de entonces que ya cabildeaban para explotar y arruinar las tierras. Ninguna de las cuatro delegadas, ni los dos delegados son Mr. , Ms. o Mrs. Smith. Lo único que pronunciarán acaso en pésimo inglés es el "esquius mi", "I com to tok to Mr. o Ms. o Mrs. Ñemerson, ju wurks wits Senator X", o Representative "Y". A lo sumo, la Comisionada residente le gestionará uno que otro "photo op" de consolación con alguno de los que no quieren ver la estadidad ni en pintura. Sobre la Oficina de Puerto Rico en Washington bien conviniera que su directora pusiese los frenos, pues sus declaraciones recientes suenan más a la de una activista del PNP, que a una representante de todos los puertorriqueños en Washington. De paso, la media docena del elenco que itinera allí, no me representa en nada, ni a la inmensa mayoría de los puertorriqueños, incluidos muchos estadistas, que no encuentran cómo mitigar lo que sienten ante el mayor circo que finalmente llegó a Washington

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).