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SAN JUAN WEATHER
Opiniones

Es por la avaricia

El licenciado Víctor García San Inocencio plantea una solución para salir de políticos corruptos.

Licenciado Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Archivo/Juan R. Costa

De todas las cínicas respuestas ---si es que el cinismo sirve para responder a algo--- la peor de todas es: "Robo porque está ahí para llevármelo". Otra, "Acaparo lo ajeno, porque me gusta poseerlo", queda casi empate. Pero es de la primera respuesta la que resalta el egoísmo esencial, fuerza motora del capitalismo pervertido y salvaje que nos han sembrado entre cuero y carne como modo de civilización.

La avaricia y su hermana gemela codicia están en el corazón de la ola criminal que nos arropa en la corruptocracia boricua. Pirámides enteras, como la formada en la cúpula de la Federación de Alcaldes y cerquita de la Asociación de Alcaldes, en el negocio de la basura y el asfalto, son sólo un ejemplo de la putrefacción sistémica. La ganancia mal habida habita recurrentemente en algunos cargos electivos, para no hablar de otros cargos públicos, y qué no decir del mundo corporativo privado.

La apropiación ilícita, el enriquecimiento injusto y el tráfico de influencias son esa orden del día, para quienes no han encontrado maneras de legalizar otros desórdenes del pillaje, como son entre otros, las exenciones y los créditos contributivos; las deducciones a mansalva y los decretos que empobrecen al fisco; el endeudamiento irresponsable y las privatizaciones encubiertas; las licencias para matar en las tarifas que se cobran, y las bacanales contractuales pagadas por el contribuyente de aquí, o por el de allá.

Para demasiados personeros el "Cogito ergo sum" de René Descartes ---pienso, luego existo---- se ha convertido en un "porque me aprovecho, existo", sin prójimo, ni amor al prójimo que valga, ni búsqueda del Bien Común como horizonte. En la guerra de todos contra todos, pareciera que sólo será el más apto, quien más robe o mejor sepa robar, pues será quien prevalezca. Digo robo, porque toda apropiación de lo que pertenece a todos y del Bien Común es un acto donde media violencia.

Esta avaricia, causante de tantos males, parece ser anestesiante o embrutecedora. Se pierde por muchos la vergüenza o la capacidad de sentirla. Otros, justifican la corrupción, sea o no delincuencial, con un: "Si no roba éste, lo hará el otro". Uno se pregunta sobre quiénes y cuántos en verdad, habrán cruzado ya la membrana de la honradez y de la integridad, para asumir lo que de seguro consideran un riesgo menor: perder su valía de bien.

En República Dominicana están pasando estas semanas por los remezones de la llamada Operación Calamar. Allí se han llevado enredados a exministros, asesores y parientes de un pasado expresidente y por supuesto, a algunos del mundo privado también. Nunca falta el tramposo corporativo, el nexo o vínculo externo a las administraciones. La corruptocracia, tanto allá como aquí, necesita de la complicidad y del consentimiento de elementos del cuerpo público y privado en simbiosis operativa. De ahí ,que la pervertida política resulte demasiado en un juego de intercambios y ventas de influencia política, de un equilibrio de convenientes arreglos, donde lo más toca a los más listos, y al resto, si acaso, que les salpique o caiga una migaja.

Se habla de los partidos políticos ---siempre por supuesto generalizando, con la corrupción de endilgar a otros las propias culpas--- y claro que hay que hablar de quienes se han compartido en carrera de relevo la alternancia de la Administración. Estas entidades partidistas de la alternancia corrupta demasiado parecidas a organizaciones criminales, cuando no ven, no quieren ver, y lo que es peor, pareciera que premian o facilitan el acceso a los mejores recaudadores, traficantes de influencias y peritos en ganserías y patrañas. Siempre quedan en cada uno de estos dos partidos, los incautos honrados sorprendidos en su buena fe. Pero, uno se pregunta a qué grado de sananez y xananex (del medicamento antipsicótico xanax) pueden llegar los llamados a darse cuenta en sus lideratos. O es que alguien va a decirnos que de lo del mentado "Cano", alcalde de Cataño, nadie se dio cuenta. O es que no resultaban sospechosas sus habilidades como recaudador, o sus estilos de vida y gastos.

De cada uno en la lista de los convictos y salivantes sonrientes testigos cooperadores, se debe hacer un estudio retrospectivo sobre cómo y a través de qué y de quién llegaron; sobre cómo escalaron para ocupar sus posiciones y a quién respondían. Se les debería hacer mediante ese examen a esos partidos gobernantes una tomografía completa de cuerpo entero, sin afectar por supuesto, su derecho a asociación y a expresión. Limpiar la casa y desarmar las madrigueras, sacar las alimañas, erradicar el sabandijismo, todo eso tiene que hacerse. Pero tal vez, sea esta una tarea muy complicada y larga a pesar de lo urgente.

¿Y qué tal si ... los electores simplifican el problema, lo atienden sumariamente, valoran su voto y no se lo regalan a quienes llevan décadas de afrentas de las que han sido y serán capaces de cometer si no se les desenchufa junto con los corruptos que han anidado?

Frente a la avaricia, hay que hacer valer la decencia del elector.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).