PPD naufraga con tema de las barcazas energéticas
Dalmau dice que equivalen a corrupción; Pablo José las apoya.
“Esta crisis viene como consecuencia de la poca energía producida por las unidades generatrices en funciones. Sin embargo, el gobierno evalúa la empresa turca Karpowership, quien es conocida por su controversia en el sector energético, y se encuentra bajo el escrutinio internacional debido a su historial en varias partes del mundo”. Estas fueron las expresiones del expresidente del Senado, José Luis Dalmau, sobre el riesgo de utilizar las barcazas energéticas en la isla. Dalmau apuntaba a las continuas imputaciones de corrupción, falta de consistencia en los servicios y riesgos ambientales que caracterizan estas unidades.
Hace un mes, el senador popular Dalmau alertó a varias agencias federales sobre las posibles consecuencias del uso de las barcazas por los daños importantes al ecosistemas costeros. En una carta enviada al Coast Guard, al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos (USACE) y al U.S. Fish and Wildlife Service, Dalmau el eximir a las compañías de barcazas de cumplir con requisitos ambientales fundamentales. Entre ellos se encuentran los estudios de impacto ambiental, los planes de mitigación y otros procedimientos regulatorios, tanto locales como federales.
A pesar de la contundente respuesta de las agencias federales contra el uso de estas unidades, el comisionado residente en Washington, Pablo José Hernández, ha insistido en exigirle a estos funcionarios federales que expliquen sus razones, al tiempo que apoyaba el uso de barcazas en la isla. No tan solo esto demuestra un desconocimiento de las consecuencias del uso de estos equipos flotantes, sino que lo ubica en una franca contradicción de lo planteado por sus compañeros de Partido. Al defender las barcazas, el comisionado residente argumentó que, “el pueblo de Puerto Rico merece transparencia y urgencia cuando se trata de restaurar y proteger su red eléctrica”. La realidad es que, cuando se habla de las barcazas turcas, ni se puede hablar de transparencia y mucho menos de la protección del sistema eléctrico. En eso, el congresista se equivoca.
Pablo José ignora el impacto ambiental
En término de los temas ambientales, el uso de barcazas generadoras de energía ha sido una respuesta ante la crisis energética que enfrenta la isla. Si bien estas plantas flotantes ofrecen una solución rápida para la generación de electricidad, su funcionamiento acarrea serios problemas ambientales que afectan negativamente la vida marítima y los ecosistemas costeros.
Una de las principales preocupaciones es la contaminación del agua. Las barcazas generan electricidad contaminando el entorno marino con desechos y efluentes que no siempre son tratados adecuadamente. El vertido de aguas residuales, incluido el agua de enfriamiento, puede elevar la temperatura del agua y alterar los niveles de oxígeno, afectando a especies vulnerables como los corales, los peces y otros organismos marinos. La polución por metales pesados y productos químicos nocivos aumenta aún más el riesgo de toxicidad en la fauna marina.
Además, el ruido generado por las operaciones de las barcazas representa una interferencia significativa en el hábitat de especies marinas como delfines y tortugas. El sonido puede alterar sus patrones de comunicación, reproducción y alimentación, lo que, a largo plazo, puede llevar a un desbalance en las poblaciones y poner en peligro su supervivencia.
El uso de combustible fósil en estas barcazas también contribuye al cambio climático a través de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto repercute en los ecosistemas marinos, que son especialmente vulnerables a los cambios de temperatura y acidificación del océano. Cambios en la temperatura del agua pueden causar el blanqueo de los corales y la pérdida de biodiversidad, factores cruciales para la salud de los ecosistemas costeros de Puerto Rico.
Del mismo modo, las barcazas, al ocupar espacios significativos en la costa, pueden interferir con la navegación y las actividades pesqueras locales, lo que genera tensiones entre la necesidad de generación de energía y la preservación de los medios de vida marinos.
El portavoz de la delegación del PPD en el Senado, Luis Javier Hernández, dijo el pasado mes de marzo que “tienes una empresa con un historial recurrente de corrupción” en medio de una conferencia de prensa donde detallaba los riesgos de contratar las barcazas.
Rampante los casos de corrupción
Karpowership, una empresa turca que ha ganado notoriedad gracias a su modelo de plantas eléctricas flotantes se ha visto envuelta en múltiples escándalos de corrupción a nivel mundial, ejemplificando cómo las prácticas poco éticas pueden minar la confianza pública y el desarrollo en los países que se encuentran en necesidad urgente de energía. Uno de los casos más destacados ocurrió en Sudáfrica, donde se alegaron irregularidades en la adjudicación de contratos por parte del gobierno. En 2021, la empresa logró un acuerdo para suministrar energía utilizando sus plantas flotantes, pero este proceso fue criticado por la falta de transparencia en la licitación y la supuesta influencia indebida sobre funcionarios gubernamentales. Las acusaciones indicaron que Karpowership había gastado grandes sumas en cabildeo para obtener contratos sin la debida competencia.
Otro caso significativo se presentó en Filipinas, donde Karpowership también enfrentó críticas por su papel en el suministro de electricidad durante la crisis energética. La compañía fue acusada de incurrir en prácticas corruptas al ofrecer incentivos monetarios a funcionarios locales para acelerar la aprobación de sus proyectos, lo que provocó un escándalo que destapó la tensión entre la necesidad de energía del país y la moralidad de las decisiones tomadas en su nombre.
Además, en Ghana, Karpowership ha sido objeto de escrutinio por supuestas irregularidades en sus contratos energéticos, donde se alegó que existieron colusiones entre el gobierno y la empresa para favorecer la aprobación de acuerdos sin una adecuada evaluación de costos y beneficios para el estado.
Estos casos revelan un patrón preocupante: la búsqueda de contratos de energía a menudo se traduce en la erosión de la integridad pública. La necesidad de un acceso confiable a la electricidad no debería estar supeditada a la corrupción y a la manipulación de los procesos gubernamentales.
A medida que las investigaciones sobre estas y otras actividades de Karpowership se desarrollan, se hace evidente que es urgente establecer regulaciones más estrictas y un control riguroso sobre las empresas que operan en contextos vulnerables. Es fundamental que las naciones adopten una postura firme contra la corrupción y trabajen hacia un marco legislativo que priorice la transparencia y la rendición de cuentas.
La experiencia de Karpowership debe servir como un llamado a la acción. No podemos permitir que la ambición empresarial se convierta en un mecanismo para perpetuar la corrupción. La clara separación entre poder político y empresarial es vital para garantizar el bienestar de las sociedades y la sostenibilidad del desarrollo económico global.