Así son las colonias
Un junio “juntoso” se despide con el primer presunto presupuesto balanceado del gobierno colonial.
Junio se despide con una guerra cenagosa donde los dos bandos reclaman la victoria en medio de montañas de medias verdades, propaganda y vértigo. A EE UU no le ha quedado bien su bombardeo de tres instalaciones nucleares en Irán, ni el papel de gatillero de un genocida fascista y corrupto quien gobierna Israel. Donde no paran de matar gente es en Gaza cuya población indefensa no tiene ya donde refugiarse de los bombardeos aéreos y de artillería, dirigidos inequívocamente contra civiles palestinos quienes buscan agua y alimentos esquivando esquirla y balas de quienes los cazan salivando.
Dos dictaduras en alianza ---Israel y EE UU--- frente a otra distante, Rusia, quien junto a China dan media vuelta dejando a los iraníes a su mala suerte. El derecho internacional no existe para esos países, ni en esas comarcas. El dictador Putin se desayuna y almuerza a Ucrania con una invasión que supera ya los tres años, mientras Zelensky el dictadorcillo del pobre pueblo ucraniano ---Dios los guarde--- corre bajo las faldetas de Gran Bretaña, Francia y Alemania azuzándoles para que envíen tropas, profundicen y europeícen más esa guerra. Mientras, EE UU como que quiere y no quiere, más bien apetece, el botín de los contratos de armas, el de la reconstrucción y los recursos minerales de aquella otra Venezuela en el sudeste europeo.
Poco les importa a los imperios de ayer, como tampoco al estadounidense y al ruso, la increíble cuota de sangre y destrucción que han pagado los ucranianos, el desmantelamiento demográfico de su país con una tercera parte de la gente desplazada dentro y fuera de sus fronteras, ni la enorme hipoteca que grava su futuro cualquiera que sea el territorio que al final logre conservar.
Muy a lo lejos los chinos esperan, como saben hacerlo, con mucha paciencia a que se ocupen y agoten europeos y estadounidenses. Sus objetivos proyectados a largo plazo buscan el control de Asia, junto a las cuencas del Pacífico y del Indico. Con un pie firme de inversiones en América Latina y África, saben que son potencia regional ---ya pronto mundial--- con su capitalismo de Estado perfeccionado y corporativizado de hermano y socio mayor.
El mundo precariamente bipolar de los años setenta del siglo XX era mucho más prometedor. Dos de las cinco potencias ---China y Rusia--- pertenecían al polo de las utopías anticapitalistas, una, Francia, se mantenía al centro ---entre derechas e izquierdas--- igual que Gran Bretaña, con pujos socialistas y laboristas de vez en cuando, y Estados Unidos en el polo del capital mayor preparándose para su dominio absoluto con nuevas tecnologías computacionales y de internet en la línea de producción.
Aquel mundo estaba más o menos equilibrado por esos dos polos. La “caída” de la Unión Soviética, su desmoronamiento y la del bloque soviético, supuso una nueva realidad unipolar con EE UU a la cabeza del capitalismo crudo, bruto, salvaje, globalizado y esencialmente antidemocrático. China tardaría en emerger tres décadas como segunda potencia económica, mientras que Japón y la Alemania unificada serían los mayores socios menores en sus respectivos polos geográficos ---europeo y asiático--- de Estados Unidos. La Europa unificada hecha cada vez más una caricatura, se debate entre el no ser o ser rabo de Estados Unidos.
América Latina tantas veces recolonizada y neo colonizada sufría en los años setenta y sufre aún, los efectos de un intervencionismo continuo y rampante de EE UU, inspirada a veces por la rebeldía de una Cuba indómita arrojada al abismo del sovietismo de cuyos efectos nunca ha salido. Las dictaduras instaladas por el corporativismo estadounidense y su gobierno a los largo y ancho de América Latina abonaron a un radicalismo de resistencia que resultó tristemente inconsecuente, propiciando la continuidad del régimen de explotaciones del capital estadounidense.
Acá en Puerto Rico, observábamos sin ver, cómo el mundo iba cabiéndole en un guante al capital estadounidense y cómo nuestra breve vitrina del Caribe, se iba derruyendo por el efecto mismo de haber sido utilizado el país de laboratorio, campo de adiestramiento militar, lavadora del capital estadounidense, al tiempo que descubríamos que el colonialismo de medio milenio, precisamente por ser añejo, no envejece, se renueva, y cuando no, se va desintegrando.
Aquí se ensayó por un siglo, el neocolonialismo y la recolonización que el gran capital globalizado principalmente estadounidense le ha impuesto al mundo más recientemente, a través de la economía de la financiación, del electrón, la informática, la mediática, los algoritmos, las armas y la vigilancia.
Puerto Rico proveyó un gran laboratorio multiuso de colonización social, sicológica y política que sigue rindiendo frutos aunque cada vez más menguantes, pues su anquilosamiento ha estado pasando facturas demográficas y culturales de apreciable peso al imperio que si alguna vez lo quiso, no pudo tragárselo.
Sin que sea todavía prioritario para quienes mandan en EE UU atender este anómalo caso de un territorio ciudadanizado no incorporable –en contraposición con Hawaii --- el peso se va sintiendo más a medida que Puerto Rico se hunde en un pantano de improductividad, corrupción e incompetencia que catapulta a su constante ola migratoria.
El sentimiento nacionalista puertorriqueño irrita a la derecha estadounidense quienes no conciben el longevo fracaso de la estrategia seguida durante todo el siglo XX para posponer la atención del caso. Las dos guerras mundiales y la Guerra Fría encapsularon este fardo pesado, ahistórico, y sin valor racional para EE UU en la actualidad. Ni siquiera la cercanía relativa de Venezuela, Cuba o Nicaragua, regímenes antagonistas a los EE UU, le provocan preocupación, pues no se trata ni de una guerrita fría, sino un remanente inconsecuente, salvo mina retórica, ante el panorama más ancho de lo que EE UU quiere seguir abarcando mundialmente.
Hay pues, una especie de “estar a la deriva” en medio del Caribe para Puerto Rico. Mientras tanto en otros lodazales, sigue colapsando el país en medio de la corrupción, el entreguismo gubernamental local al capital foráneo y la patente falta de competencia.
Un junio “juntoso” se despide con el primer presunto presupuesto balanceado del gobierno colonial. Ese supra gobierno imperial de la Junta de Supervisión Fiscal federal, nos sigue costando cientos de millones de dólares al año, siendo éste su noveno año. Harán falta otros tres presupuestos “balanceados” consecutivos para que la Junta de Supervisión Fiscal evalúe irse, si se cumple con otros requisitos. Ya nadie los quiere, ni siquiera el PPD y el PNP que imploraron por la llegada de ellos. Pero en la colonia, ni el deseo, ni la voluntad de los colonizados ha importado a las majestades imperiales.
Así es la colonia, así son las colonias.