Entre la resignación y la indignación, se mueve el país frente a la noticia de un aumento al 11.5% del Impuesto sobre el Valor de Uso (IVU) y el presagio de la posible implantación en nueve meses del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA).

Eso a juzgar por las entrevistas que NotiCel realizó en el Paseo de Diego en Río Piedras, en que diversas generaciones de puertorriqueños mostraron desconfianza en los procesos que se han desarrollado en las últimas semanas.

Si no ha funcionado el 7%, por qué va a funcionar un aumento, cuestionó Jennifer, de 28 años, quien solo accedió a ofrecer su nombre de pila. La joven pegaba un espejo roto, sentada frente al negocio Vida Fantasía que se ubica al principio del Paseo de Diego.

Se van a robar los chavos, gritó la comerciante Vida González, a sus espaldas. La dueña del negocio manifestó con firmeza que todo ese dinero terminaría en la administración de su propia campaña política, y que nada va a mejorar en el país con las contribuciones que siga aportando la gente.

A su lado, María Reyes de 26 años, que acababa de comprar un artículo de la tienda de gafas y sombreros, cuestionó la negativa a recortar gastos en beneficios a los legisladores, entre choferes y escoltas. Ninguna de las dos piensa votar en las próximas elecciones. ‘Malas palabras para decir todo lo que pienso’ es lo único que González dejaría en las urnas.

Por otro lado, la resignación se posicionó en la mirada de José Liccier, de 74 años, que admitió que como quiera, la gente seguirá comprando, sin importar cuánto aumenten. Estaba sentado en un banquito de la Plaza del Mercado junto a Millo Mujica, de 75 años, quien se encogió de hombros mientras soltaba un ‘siempre es lo mismo’, y un ‘todos sacan chavos’.

Al final del pasillo, frente a los kiosquitos de comida, conversaba Blanca Figueroa, de 60 años. La mujer retirada formalmente que aún trabaja para costear los estudios de sus hijos, aseguró que en vez de subir impuestos que ‘explotan a la clase trabajadora’, deberían recortar en asesorías y en los contratos millonarios como el de Lisa Donahue, oficial de reestructuración operacional y fiscal de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).

‘Con esos impuestos no vamos a mejorar, nada se va ir para la educación ni para la salud, todo es para pagar la deuda y ni para eso va a dar’, dijo.

En medio del clima de resignación que dijo haber identificado en la gente, Figueroa lamentó que la única reacción que espera de sus coterráneos es el voto de castigo que impulsará al Partido Nuevo Progresista (PNP) a prevalecer en las urnas. Su interlocutora, Iraida De Jesús, de 77 años, asintió.

A pesar de que ha estado de viaje y admitió que desea informarse más sobre la situación, De Jesús dijo que el PNP ganará, aunque considera que existen muchas otras personas, sobre todo jóvenes, aislados de los dos partidos predominantes, que podrían impulsar al país. Incentivos a la agricultura, las empresas emergentes y la ganadería son las alternativas que debe perseguir el Gobierno, coincidieron.

Por su parte, Miguel Navarro de 71 años, que siempre vota por el PNP, reafirmó que lo hará de igual forma en las próximas elecciones. Aunque al principio estaba desinformado sobre lo último en el debate de la reforma contributiva, se pronunció completamente en contra de un aumento al IVU. Eso no va para ningún lado, dijo.

Mientras, la venezolana Ficse Contretas de 59 años vendía agua frente a un pasillo del Paseo. Basándose en la experiencia que enfrentó en su país, comentó que el IVA como medida apostaba al deterioro de la calidad de vida de las personas al tener menos capacidad discrecional sobre el presupuesto personal.

Puerto Rico va encaminado a un sistema de gobierno totalitario, sentenció en referencia a la forma en que se están tomando las decisiones. Esto está feo, dijo.