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Por Invitación

Deliberada chapucería

Por Jéssica Rodríguez Martin*/Hace un tiempo, denuncié la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) preparada para el gasoducto como una pantomima. La omisión de información altamente relevante, era tan obvia, que no pude concluir otra cosa, que no haya sido así intencionalmente.

Llamaba entonces la atención a las claras deficiencias en considerar alternativas viables y más seguras. Nos topamos con un documento propagandístico que no respondía a su propósito jurídico; el ser uno de anticipación y prevención de daños.

Considerando ahora la Evaluación de Impacto Ambiental recientemente dada a conocer por el Cuerpo de Ingenieros de los Estados Unidos, son de rigor expresiones adicionales. Que el gasoducto según propuesto tanto en su extensión como alineación, implicará impactos ambientales, lo sabe hasta un niño. De ahí que dicha agencia haya tenido, de salida, que confeccionar una DIA federal, y no la Evaluación por la que optó. Este es un documento menos escrupuloso y abarcador, que sólo procede para proyectos de menor envergadura y cuando se tienen dudas sobre la posibilidad de impactos al ambiente, la salud y la seguridad, entre otros factores. Esa no es realidad del gasoducto.

La Evaluación omitió el elemento más esencial que tuvo que analizar, la geología kárstica de los terrenos que el tubo traspasará. Se caracteriza esta por su intricado sistema de cuevas, sumideros y ríos subterráneos, cuyas dimensiones son desconocidas. Solo una ínfima porción de este mundo interior se conoce y ha sido estudiado. Basta imaginar un subsuelo hueco, que se extiende por decenas de kilómetros y que no son visibles a simple vista. La colocación de peso sobre éste, provoca el colapso de los techos cavernosos, algunos encontrándose a escasos metros de la superficie. Ya existen experiencias con casas tragadas por la tierra para servirnos de alarma y aprendizaje. Pero parece que este país urge de una desgracia para lograr algún grado de entendimiento.

De ninguno de los estudios antes mencionados se desprende que se hayan realizados pruebas de perforaciones del subsuelo (borings) suficientes que permitan anticipar y evitar los riesgos. La Evaluación del Cuerpo de Ingenieros, menciona en tres ocasiones su conocimiento sobre la existencia de este mundo paralelo bajo nuestros pies. No obstante, ni menciona la falta de las pruebas señaladas, ni entra a considerar el peligro inminente de construir sobre él. El tema no se discute, estudia ni analiza.

Me pregunto si los implicados en eludir sus responsabilidades, estos son: los consultores, cabilderos de cuestionable ética, el ofuscado gobernador y los empleados gubernamentales federales y del patio, le responderán civil y criminalmente a este pueblo, cuando ocurra un derrumbe masivo provocado por su deliberada chapucería.

*La autora es Catedrática de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana.