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Salud

Aumentan las muertes por fentanilo en las cárceles

El Departamento de Corrección y Rehabilitación trabaja con distintas iniciativas para atajar esa problemática.

Según reveló el Instituto de Ciencias Forenses (ICF) entre el 2020 y la primera parte del 2022 se registraron 70 muertes por sobredosis en las que las autopsias realizadas a las víctimas revelaron un alto contenido de fentanilo en el sistema.
Foto: Archivo

El aumento del uso de la droga fentanilo en las instituciones carcelarias del país es de gran preocupación para el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DRC), debido a que la mayoría de las muertes de confinados por sobredosis es producto del consumo de ese medicamento adulterado.

Según reveló el Instituto de Ciencias Forenses (ICF) entre el 2020 y la primera parte del 2022 se registraron 70 muertes por sobredosis en las que las autopsias realizadas a las víctimas revelaron un alto contenido de fentanilo en el sistema.

Los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), definen al fentanilo como un opioide sintético que es hasta 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina. Además, es un importante factor contribuyente a las sobredosis mortales en Estados Unidos.

Desde mediados de la década pasada, ha comenzado a proliferarse su uso en Puerto Rico.

Se cree que los primeros casos de uso de fentanilo en la Isla datan del 2014, números que se han disparado recientemente.

En el 2017 una autopsia reveló la presencia de fentanilo en un confinado, cifra que también ha ido aumentando, principalmente desde el inicio de esta década, según se reveló.

“En el 2020 tuvimos 21 casos (de confinados que murieron por fentanilo); en el 2021 tuvimos 34 y en el 2022 ya llevamos 15. Es igual a la tendencia que muestras otras instituciones carcelarias en Estados Unidos. El tráfico de fentanilo, no solamente en la población penal sino también en la población general, ha aumentado. Ahora mismo tenemos en la sala de autopsias siete personas que se sospecha murieron de sobredosis y la mayoría de los casos están saliendo positivos a fentanilo”, dijo la directora del ICF, María Conte Miller.

“Lo que está ocurriendo es que hay personas adictas al percocet que iban al mercado negro a conseguir esas pastillas. Luego, los que elaboran estas sustancias, cambian la composición de la pastilla y en vez de percocet lo que ponen es fentanilo. El percocet no es letal, pero el fentanilo sí”, agregó Conte Miller, quien dijo que dicha sustancia la mezclan con warfarina (anticoagulante) o con polvo talco como adulterantes.

La mayor preocupación de la secretaria del DCR, Ana Escobar Pabón, es que, a pesar de que el número de confinados que han muerto por fentanilo va en aumento, es difícil detectarlo antes de que ingrese a la cárcel.

“A diferencia de otro tipo de contrabando, esto no viene en polvo, dividido en bolsitas. Estos son píldoras que podrían confundirse con otros medicamentos que la población correccional puede estar consumiendo. Incluso parece dulce”, dijo Escobar Pabón.

La funcionaria dijo que su agencia trabaja con las agencias de ley y orden federales a los efectos de ver si es posible radicar cargos federales a los miembros de la población correccional que se les ocupe esas píldoras y aseguró que las conversaciones están adelantadas.

Otra iniciativa que espera desarrollar el DCR es un proyecto, junto a la Administración de Servicios de Salud y Contra la Adicción (ASSMCA), para orientar a la población correccional sobre las consecuencias de la utilización del fentanilo.

“En un nivel de pureza alto pueden morir, no solo los miembros de la población correccional, sino los empleados que están atendiendo y revisando lo que es el proceso de registro y custodia. Podría resultar de fácil acceso si no estamos adiestrados y preparados para poder identificar esas pastillas”, sentenció.

Aún así, reveló que la droga más ocupada dentro de las cárceles, sigue siendo la marihuana.

Por lo pronto, Escobar Pabón resaltó la necesidad de atemperar los organismos de seguridad en las cárceles del país para evitar la entrada de esa y cualquier otra droga.

“Hay que hacer un área de cero tolerancia a la entrada y uso de sustancias controladas dentro de las instituciones correccionales. Es dañina tanto una como la otra”, indicó la funcionaria, quien destacó las distintas formas en que personas se las han ingeniado para introducir sustancias controladas en el interior de las instituciones penales.

“Hemos encontrado en sustancias controladas en sellos de correo, en tazas, en tubos de pasta dental en calzados, en galletas. Así que constantemente están buscando un método nuevo y nosotros vamos a la vanguardia con recursos, con equipo nuevo”, sentenció.

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