Se distingue en su profesión por llevarla como una verdadera vocación, pero tambien por ser la única neurointensivista en todo Puerto Rico, y una de las muy pocas en todo el mundo. Se trata de la doctora Gloria Rodríguez Vega, directora de la Unidad de Neurointensivo del Hospital HIMA San Pablo, Caguas.

Ella sabía desde niña que deseaba ser doctora, y tanto persiguió su meta, que en el camino logró otras distinciones, como ser la primera mujer graduada de Medicina en Cuidado Crítico en la Universidad de Brown, en Rhode Island.

‘Allá no tuve problemas de género, fueron bien abiertos y me dieron el apoyo. Ellos reconocen tu potencial y te apoyan. Le debo mucho a mis padres, a mi pareja, y a que fui niña escucha. Ahí me dieron las herramientas para enfrentar cualquier tipo de cosas’, contó.

La doctora Rodríguez también estudió en la Universidad de Cornell, en Nueva York, donde completó un bachillerato en Literatura Española, mientras hacía estudios en Premédica.

Pero una de sus labores más encomiables ha sido transformar la Unidad de Neurointensivo en una zona muy humanizada. Ella misma ha expresado que deseaba tener un modelo de salud innovador, integral y acogedor en donde el paciente y sus familiares se sientan cómodos. Por eso, en su área no existen horarios de visitas, sino que el paciente puede estar acompañado todo el día, y se respetan los periodos de descanso de todos, apagando luces a las 10:00 de la noche en toda la Unidad y dejando únicamente la que sea necesaria por motivos de seguridad. Además, se ofrece con éxito los servicios de musicoterapia, entre otros. La doctora lo ha descrito como ‘un modelo basado en ciencia pura, pero con mucho humanismo’.

‘Esto no es nada nuevo. La medicina siempre se centra en el humanismo y ciencia. Hipócrates, el padre de la medicina, habla de la parte humanista de ella’, expresó la doctora, que cuenta con un Equipo de Respuesta Rápida, que atienden junto a ella casos de sepsis, cirugías complicadas, ventilación mecánica, hemorragias subaracnoideas, sangrados intercerebrales y derrames, entre otros.

‘El cuidado intensivo empieza en el 70 y la misión era salvar vidas, pero a medida en que han ido pasando los años nos hemos dado cuenta de que somos expertos en salvar vidas, pero una vez el paciente sale a la comunidad se les hace difícil adaptarse. Entonces, tratamos de hacer que esta experiencia sea mejor para que ellos sean funcionales y regresen a la libre comunidad teniendo calidad de vida’, agregó.

‘Ahora estamos repensando cómo sedamos, qué analgesia usamos, sabiendo que tienen efectos secundarios. Usamos menos cosas farmacológicas y más musicoterapia… buscamos que el sueño de nuestros pacientes sea restaurador’, expresó la doctora que, por fortuna, no enfrentó oposición del sistema hospitalario.

‘No tuve oposición porque tengo la bendición de trabajar con una administración que reconoce que sus médicos son expertos en lo que hacen’, concluyó.