Aurea Vázquez, su hermana Marcia y la pareja de esta, José Ferrer Sosa, fueron sentenciados en 2019 por el asesinato del empresario Adam Anghan.

El Primer Circuito de Apelaciones sostuvo el miércoles las sentencias de vida en prisión que el exjuez federal Daniel R. Domínguez impuso a Áurea Vázquez Rijos, su hermana Marcia y la pareja de esta, José Ferrer Sosa, por conspirar para asesinar al esposo de la primera, el empresario canadiense de bienes raíces, Adam Joel Anghan Uster.

En una movida inusual, el razonamiento del tribunal revisor quedará confidencial hasta por lo menos el 15 de agosto debido a que los jueces decidieron abrir un espacio para que las partes argumentaran si la decisión debía permanecer fuera del ojo público por los elementos confidenciales que tenían las apelaciones de los convictos.

La confirmación de la sentencia de Domínguez marca otro capítulo en una historia que ya cumple 21 años con eventos en el tribunal local, en el federal, en juzgados internacionales y con la condena de un inocente.

La acusación federal contra el trío en 2008 parecía ser el final de la trama que comenzó en 2003 cuando Vázquez Rijos y Anghan se conocieron. Pero apenas fue el inicio de lo que podría considerarse la segunda temporada de la historia, porque Vázquez Rijos estaba en Italia y alegó que no podía regresar a la isla a enfrentar los cargos porque tenía cinco meses y medio de embarazo.

Entre 2008 y 2013, Vázquez Rijos involucró a su familia en una treta para falsificar documentos y testimonios y convencer a la comunidad judía de Italia de que sus ancestros eran judíos. Esto con la meta de fugarse a Israel. La mujer consiguió el reconocimiento de la comunidad para ella y sus dos hijas, pero abordó un vuelo a España como parte de su empleo como guía turística y fue arrestada por autoridades de ese país al aterrizar. El juicio, en el que Vázquez Rijos testificó, duró 26 días y resultó en la condena y sentencia que ahora se sostiene por el apelativo.

Pero, antes de 2008, el asesinato de Anghan tuvo otra temporada en los tribunales de Puerto Rico cuando la Policía arrestó y presentó cargos contra Jonathan Román, un residente de La Perla y empleado de The Pink Skirt, el negocio de Vázquez Rijos en el Viejo San Juan.

El arresto de Román ocurrió a pesar de que la investigación apuntaba a otra persona, Alex Pabón Colón, y a que la descripción que ofreció Vázquez Rijos sobre el asesino de Anghan era distinta a la que ofrecieron otras tres personas. Román, representado por el mismo abogado de Vázquez Rijos, Jorge Gordon, resultó convicto y cumplió ocho meses de cárcel antes de que su sentencia fuera revocada cuando surgió la evidencia que identificaba a Pabón Colón como el asesino del canadiense.

La evidencia fueron cartas que Pabón Colón había escrito al trío después de asesinato de Anghan reclamando los $3 millones que le habían prometido por llevar a cabo el asesinato. Las cartas recordaban el pacto que habían sellado los cuatro el 21 de septiembre de 2005 en El Hamburger, a la entrada del Viejo San Juan. El asesinato ocurrió el día siguiente, 22 de septiembre, después de que Anghan le diera notificación definitiva a su esposa de que quería divorciarse. Con la muerte, Vázquez Rijos planificaba quedarse con la fortuna que su esposo había desarrollado como empresario y, de ese dinero, se supone que $3 millones fueran a Pabón Colón.

Con el escándalo de la muerte a cuchillazos en la esquina de las calles San Justo y Luna, y con la investigación policíaca apenas comenzando, Pabón Colón había confiado tres cartas a su amigo, Isadoro Pérez Muñoz. Las dos primeras las entregó a Marcia y a Ferrer Sosa, quienes las rompieron después de leerlas y le dijeron que dijera a su amigo que Vázquez Rijos no tenía acceso a las cuentas. La tercera nunca la entregó porque le pareció sospechosa la actitud de Ferrer Sosa y del hermano de Vázquez Rijos, Charbel, quien fue procesado en un caso separado.

Pérez Muñoz nunca le dijo a Pabón Colón que se había quedado con esa tercera carta del 3 de marzo de 2006 sin entregarla, pero el hombre llegó a abrirla y leer las cuatro páginas en las que el asesino hacía amenazas y pedía su “préstamo” de $200,000, o lo mismo que el primero de los plazos con los que supuestamente le pagarían los $3 millones.

Después de la condena de Román, la conciencia le comenzó a pesar a Pérez Muñoz, quien decidió entregar la carta al hermano de Román. A su vez, este la entregó al abogado del joven para que la pasara al FBI.

Con eso, comenzaron a caer las fichas para provocar la excarcelación de Román, el arresto y cooperación de Pabón Colón y la acusación contra las hermanas Vázquez Rijo y Ferrer Sosa.

Vea:

De El Hamburger al asesinato y la huida internacional (documento)

7 citas impactantes del testimonio de Áurea Vázquez

Sentenciada a perpetua ‘la Viuda Negra’

Los palabras que pusieron fin al caso de Áurea Vázquez