Adiós a Sidney Lumet
Un linfoma acabó ayer con la vida de Sidney Lumet, uno de los mejores directores de cine estadounidense, que deja para la historia obras como '12 hombres sin piedad', 'Serpico', 'Network', 'Tarde de perros' o su última película, 'Antes de que el diablo sepa que estás muerto'.
Neoyorquino de vocación como Martin Scorsese, Lumet, quien nació en Filadelfia el 25 de junio de 1924, hizo de la ciudad uno de sus personajes y al menos tres decenas de sus películas tuvieron la gran manzana como escenario. Su obra deja también una de las mejores reflexiones en celuloide sobre la justicia y la corrupción.
De uno de sus más exitosos trabajos, 'Network', salió una frase cuya vigencia es hoy incontestable: 'estoy cabreado y no voy a aguantarlo más'.
Pese al respeto unánime de la crítica, Lumet nunca tuvo excesiva suerte con Hollywood y pese a acumular 40 nominaciones al Oscar, cuatro de ellas como director, nunca ganó la estatuilla, más allá de una honorífica que la Academia le entregó en el 2005. Una vez confesó la frustración que ello le producía. 'Quería uno, maldita sea, y sentía que lo merecía', dijo.
Fue un niño actor precoz que debutó en la radio a los cuatro años y en las tablas uno después y que empezó su carrera en el teatro. Se curtió en la televisión y en el cine se convirtió en un importante analista social y moral y un genial director de actores, sacando lo mejor de intérpretes como Marlon Brando, Katherine Hepburn, Al Pacino, Peter Finch o Paul Newman. 17 de esos trabajos de actores a sus órdenes fueron nominados a Oscars.
En su obituario, The New York Times recordaba hoy una de las reflexiones que Lumet hizo sobre su cine: 'Aunque el objetivo de todas las películas es entretener, el tipo de película en que yo creo va un paso más allá. Conmina al espectador a examinar una faceta u otra de su propia conciencia. Estimula el pensamiento'.