La casi incesante lluvia mantuvo a muchos aficionados del género alejados de la Vigésimoprimera edición del Heineken JazzFest, pero el menguado y asiduo núcleo de sus seguidores tuvo una copiosa noche de un variado, selecto y virtuoso espectáculo para el cual valió la pena disfrutar bajo paraguas. (Fotos: Joe Colón)
La velada del viernes cerró con el virtuoso bajista Stanley Clark y su su cuarteto, quien pasada las 12:30 a.m. continuaba deleitando a los entusiastas del jazz con la naturalidad y soltura con la que ejecuta su instrumento, haciéndolo sonar los alambres del mismo como si fueran las finas cuerdas de una guitarra.
El segmento de Clark, que comenzó como a eso de las 11:00 p.m., lejos de verse empañado por la perspicaz llovizna estuvo salpicado por su estilo percusivo y rápido que lo caracterizó cuando fue integrante del cuarteto del también legendario contemporáneo Chick Corea, al cual perteneció y con quien grabó varios números en la década del 80.
Clark comenzó su presentación tocando el bajo acústico en la primera canción, como para demostrar su virtuosidad, y luego cambió a uno eléctrico de cuatro cuerdas, con el que intercaló la ejecución tradicional con su estilo particular de pellizcar los cables percusivamente, lo que lo caracterizó hace casi 40 años, cuando sacó el instrumento de la parte de atrás de la banda Return To Forever y lo destacó como uno de solista, intérprete y protagonista.
Precedió su presentación la del pianista Ramsey Lewis, quien a pesar de haber sido anunciado como un trío, deleitó durante 60 minutos de receso de la llovizna a la escasa pero fiel audiencia con su sutileza y creatividad con la que interpreta sus propias piezas y las de otras estrellas del género popular.
Lewis, de 76 años de edad y quien alcanzó la fama en el 1956, cautivó a la audiencia desde su primer número, Wade, y al mencionarle a la audiencia -cual excepción en la noche, pues escampó durante su presentación- que pensaba que Puerto Rico era un lugar soleado.
Su presentación, aparte de estar ausente del arcoiris de paraguas que marcó la velada, estuvo matizada por su estilo sublime y maduro, en el que intercambió y combinó simultáneamente su ejecución en el piano de cola y uno eléctrico, y salpicando, por ejemplo, en el tema de Precious Lord, acordes de Betcha My Golly Wow.
Uno de los temas más aceptados por la audiencia fue su intepretación de Livin’ For The City de Stevie Wonder.
La apertura de la segunda jornada del Heineken JazzFest 2011 estuvo a cargo del quinteto del saxofonista Ted Nash, quien fue descrito por el productor del evento Luis Álvarez, como una futura leyenda.
Nash presentó musicalmente una especie de paleta de pintor con su propia interpretación de los pintores Claude Monet, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Vincent Van Gogh, Jackson Pollock y Henri Mattisse, el cual fue recibido con entusiastas silbidos o gritos de los asistentes, que adornaban poco menos de la mitad de las escalinatas del anfiteatro Tito Puente.
El saxofonista explicó a la audiencia, previo a su interpretación de la canción inspirada en Pollock, que este pintor estadounidense abstraccionista hacía manchas de colores sobre un lienzo, sabiendo exactamente cuando detenerse, como en el jazz libre de la década del 50, y por eso se inspiró en su composición comenzando con notas salpicadas en las teclas de un piano para completar una pieza.
Los líderes de las tres agrupaciones expresaron a los entusiastas con su apoyo incondicional a pesar de las inclemencias del tiempo.
Repertorio de los artistas:
Ted Nash
1-Monet
2-Dalí
3-Picasso
4-Van Gogh
5-Pollock
6-Mattisse
Ramsey Lewis
1-Wade
2-Perchonce
3-Equipoise
4-In The Still Of The Night
5-Sun Goddess
6-Precious Lord
7-Livin’ For The City
8-In Crowd
Stanley Clark
1-No Mystery
2-Black Madison
3-Funny How Time Flies
4-Book Brie
5-School Days
La casi insesante lluvia mantuvo a muchos aficionados del género alejados de la Vigésimaprimera edición del Heineken JazzFest, pero el menguado y asiduo núcleo de sus seguidores tuvieron una copiosa noche de un variado, selecto y virtuoso espectáculo para el cual valió la pena disfrutar bajo paraguas.
La velada del viernes cerró con el virtuoso bajista Stanley Clark y su su cuarteto, quien pasada las 12:30 a.m. continuaba deleitando a los entusiastas del jazz con la naturalidad y soltura con la que ejecuta su instrumento, haciéndolo sonar los alambres del mismo como si fueran las finas cuerdas de una guitarra.
El segmento de Clark, que comenzó como a eso de las 11:00 p.m., lejos de verse empañado por la perspicaz llovizna estuvo salpicado por su estilo percusivo y rápido que lo caracterizó cuando fue integrante del cuarteto del también legendario contemporáneo Chick Corea, al cual perteneció y con quien grabó varios números en la década del 80.
Clark comenzó su presentación tocando el bajo acústico en la primera canción, como para demostrar su virtuosidad, y luego cambió a uno eléctrico de cuatro cuerdas, con el que intercaló la ejecución tradicional con su estilo particular de pellizcar los cables percusivamente, lo que lo caracterizó hace casi 40 años, cuando sacó el instrumento de la parte de atrás de la banda Return To Forever y lo destacó como uno de solista, intérprete y protagonista.
Precedió su presentación la del pianista Ramsey Lewis, quien a pesar de haber sido anunciado como un trío, deleitó durante 60 minutos de receso de la llovizna a la escasa pero fiel audiencia con su sutileza y creatividad con la que interpreta sus propias piezas y las de otras estrellas del género popular.
Lewis, de 76 años de edad y quien alcanzó la fama en el 1956, cautivó a la audiencia desde su primer número, Wade, y al mencionarle a la audiencia -cual excepción en la noche, pues escampó durante su presentación- que pensaba que Puerto Rico era un lugar soleado.
Su presentación, aparte de estar ausente del arcoiris de paraguas que marcó la velada, estuvo matizada por su estilo sublime y maduro, en el que intercambió y combinó simultáneamente su ejecución en el piano de cola y uno eléctrico, y salpicando, por ejemplo, en el tema de Precious Lord, acordes de Betcha My Golly Wow.
Uno de los temas más aceptados por la audiencia fue su intepretación de Livin’ For The City de Stevie Wonder.
La apertura de la segunda jornada del Heineken JazzFest 2011 estuvo a cargo del quinteto del saxofonista Ted Nash, quien fue descrito por el productor del evento Luis Álvarez, como una futura leyenda.
Nash presentó musicalmente una especie de paleta de pintor con su propia interpretación de los pintores Claude Monet, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Vincent Van Gogh, Jackson Pollock y Henri Mattisse, el cual fue recibido con entusiastas silbidos o gritos de los asistentes, que adornaban poco menos de la mitad de las escalinatas del anfiteatro Tito Puente.
El saxofonista explicó a la audiencia, previo a su interpretación de la canción inspirada en Pollock, que este pintor estadounidense abstraccionista hacía manchas de colores sobre un lienzo, sabiendo exactamente cuando detenerse, como en el jazz libre de la década del 50, y por eso se inspiró en su composición comenzando con notas salpicadas en las teclas de un piano para completar una pieza.
Los líderes de las tres agrupaciones expresaron a los entusiastas con su apoyo incondicional a pesar de las inclemencias del tiempo.
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