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Vida

Lluvias de verdad y lluvias de mentira

Lo normal es que del cielo caiga H20: el agua de lluvia vital para la supervivencia de todas las especies del planeta. El cine ha imaginado otras cosas, unas delirantes y otras basadas en cataclismos potenciales con explicaciones científicas más o menos sólidas. De hecho, no es raro que caiga un meteorito de vez en cuando, sobretodo pequeños. Otros más grandes, según especulan los que más saben, habrían sido causantes de más de una extinción masiva de especies o cambios de época geológica. Lo que algunos no se esperaban es que la lluvia de chatarra espacial comenzara a ser algo habitual.

En 1998, Bruce Willis, Owen Wilson, Ben Acfleck y compañía, salvaban al planeta del inminente impacto, de consecuencias catastróficas e irreversibles para la humanidad, de un meteorito en 'Armageddon'.

Académicos han explicado los extraños casos de lluvias de ranas y otros anfibios, pero otros ejemplos extraordinarios han quedado registrados con explicaciones menos creíbles, como algunas descargas de pelotas de golf o lloviznas de pequeñas monedas.

En la película de animación 'Cloudy with a Chance of Meatballs ('Lluvia de hamburguesas', para el público latinoamericano, 'Lluvia de albóndigas', para el español)' (2009) a un joven inventor se le escapa de las manos un proyecto para producir comida del agua y acaba cayendo todo tipo de alimentos poco saludables del cielo en proporciones apocalípticas. Al final, el desgarbado protagonista salva al mundo y se lleva a la chica protagonista, reportera del tiempo de un canal de televisión

Está claro que cuando los angloparlantes dicen que 'están lloviendo perros y gatos' no lo debemos traducir así de literalmente; es la manera que tienen de expresar que está cayendo un chaparrón, un violento aguacero.

En el filme de Ken Loach 'Raining Stones' ('Lloviendo piedras', en cines hispanos), de 1993, el título es una metáfora de las penalidades de una familia en un barrio pobre del norte de Inglaterra. Las piedras sí que llueven en sentido literal sobre los lapidados por religiosos regímenes fundamentalistas.

Lamentablemente, hay otras lluvias reales y peligrosas, más escondidas y mortales que las recreadas por el cine, como la ácida, la química, la naranja o la nuclear, sobre las que hay abundante bibliografía que los responsables de tales contaminaciones tratan de acallar.

Sin olvidar que la lluvia de agua típica y que tanto necesita el ser humano y la vida en general, por exceso o por defecto puede matar y mata a miles de personas causando hambrunas o inundaciones torrenciales, lo último en caer del cielo habitualmente es la lluvia de basura espacial.

En las últimas semanas, los casos de fragmentos de naves espaciales, satélites artificiales y todo tipo de material tecnológico obsoleto se han incrementado. La probabilidad de que a alguna persona le caiga encima un pedazo de ingenio espacial es ridícula, de una entre miles de millones de posibilidades, pero sobre otros efectos que podría tener en el ambiente planetario el incremento de la chatarra espacial que suele caer en los océanos no trasciende información.

Aunque se dan otras circunstancias más capaces de convertir la Tierra en un vertedero (como se vaticina en la película de animación futurista 'Wall-E' -2008-, que comienza con un simpático robot basurero y una cucaracha artificial como únicos habitantes del planeta), que caiga basura tecnológica del cielo no deja de ser inquietante.

Vea algunos casos recientes de basura espacial siguiendo estos enlaces:

La nave automática espacial rusa Progress M-10M finalizó hoy su misión y se separó de la Estación Espacial Internacional (EEI) para quemarse en las capas densas de la atmósfera su mayor parte y los demás restos caerán 'al cementerio de las naves espaciales' en el Pacífico.

A sólo dos semanas de la caída a Tierra del satélite UARS de la NASA, otro satélite se encuentra en sus últimas órbitas al planeta y pudiera ser visible el sábado en la noche pasando sobre la Isla, informó en un comunicado de prensa la Sociedad de Astronomía del Caribe (SAC).

La agencia espacial estadounidense confirmó hoy sábado que el UARS, Satélite de Investigación de la Alta Atmósfera, cayó a la Tierra esta madrugada.

Restos de un cohete espacial ruso caído en Siberia.
Foto: