Las mujeres de Picasso tienen su espacio
Madrid - Pablo Picasso vivió toda su vida entre mujeres. La fascinación y el afán por comprender los misterios que encierra la mente femenina le inspiraron para recrear un universo como el que a partir de hoy muestran los 66 grabados expuestos en la Fundación Canal, de Madrid.
En su infancia, el futuro pintor se crió en su tierra natal, Málaga (sur español), junto a su madre, su abuela y sus dos hermanas, y más tarde estuvo permanentemente rodeado de sus distintas compañeras sentimentales, lo que hizo que el artista intentara permanentemente descifrar los enigmas del mundo femenino.
'Picasso. El eterno femenino' pretende reflejar el continuo contacto del genial pintor malagueño con la figura de la mujer, uno de los temas iconográficos más constantes en su obra, como reflejan los grabados de esta muestra, en la que el artista plasma ese mundo desde distintos ángulos.
Imaginarias y reales. Todas las mujeres caben en la exposición de la Fundación Canal, aunque brillan con luz propia en estos trabajos su compañera sentimental durante diez años y madre de dos de sus hijos, Françoise Gilot, y su última esposa, Jacqueline Roque, con la que se casó en 1961.
Los grabados, realizados entre 1927 y 1964, se articulan en catorce secciones, en función de las distintas maneras en las que el artista capta a la mujer: renacentista, barroca o cubista, dónde aparecen sentadas, al estilo de los retratos cortesanos, posando para artistas o con indumentaria de otros siglos.
'Espejo del alma', en alusión al adagio latino que convertía las facciones en un reflejo del alma, inicia el recorrido expositivo con unos retratos del genio malagueño en los que se mezclan belleza con misterio, como 'Retrato de la señora Rosengart'.
Françoise Gilot cuenta, por méritos propios, con un apartado en el que la musa durante años del pintor aparece en un comienzo de forma difusa ('Cabeza de joven', 1945), con trazos más firmes y esquemáticos 'Joven con cabellos largos', o en retratos más ambiciosos y de mayor formato, como en 'Francoise con lazo en el pelo'.
También su última esposa, Jacqueline Roque, es otra presencia imprescindible en la obra de Picasso, con su rostro visto a menudo de perfil ('Perfil en tres colores', 'Mujer con blusa de flores' y 'Jacqueline leyendo'), en los que el artista rinde un homenaje a España al adornar a su compañera con una mantilla o tocada con un velo como premonición de la boda que pocos años después celebrarían.
Como herencia del Renacimiento, el artista plasma rostros de mujeres inventadas, representadas de perfil y adornadas con flores o cuellos de estilo manierista, al igual que sus mujeres sentadas, como los retratos de Françoise en un sillón.
El creador del cubismo aplicará las enseñanzas de este movimiento a la figura femenina en retratos de líneas audaces sobre un fondo negro ('Figura en negro'), con enérgicos campos de color, como en 'Figura con blusa de rayas' o con formulaciones esquemáticas simplistas como 'Hombre tumbado' o 'Carmen Plancha'.
La actitud meditativa de 'Françoise sobre fondo gris' muestra al espectador su interés por acceder al universo privado femenino, así como las cuatro versiones de 'Dos mujeres desnudas' o las dos de 'Mujer ante un espejo'.
Aunque la tensión erótica no está presente en la muestra, el artista no renuncia a jugar con las líneas que proporciona el cuerpo humano desnudo, como sucede en las mujeres sobre fondo negro del libro 'Poemas y litografías'.